«Ahora, no hay duda de que la búsqueda incondicional del triunfo personal implica la soledad profunda. Esa soledad del agua que no se mueve.»
José Saramago
Últimamente el teléfono esta marcando el destino de mis rutas. Tenía pensada una ruta larga, de todo el día, de esas de disfrutar hasta el último rayo de sol cabalgando por entre montañas, buscando esa fotografía en la que la naturaleza comienza a vestirse de otoño dejándonos paisajes fabulosos. “Hola, Hijo que vas a hacer el sábado”, me pregunta mi madre al otro lado del teléfono, le cuento mis planes de ruta a lo que me contesta con un “es que hoy voy a hacer calamares en su tinta y como se que te gustan” me encantan, así que la digo que ponga un plato más que voy a comer y dejo aplazados senderos, ríos y montañas por un plan más hogareño que de vez en cuando también hay que dedicarle tiempo a la familia.
La ventaja de tener que estar en casa pronto es que salgo por mi querido sur, la mala costumbre de levantarme todos los días a las 5:30 para ir a trabajar me ha dejado unos efectos secundarios terribles los fines de semana y es que soy incapaz de dormir más allá de las 7:00 de la mañana.
Pero me lo tomo con mucha calma, me preparo un buen desayuno mientras veo videos de zapping en la tele. He decidido salir sin un plan fijo, lo que salga y ver a donde me conduce el día. Al salir de casa tengo que tomar la primera decisión Izquierda hacía Tres Aguas o Derecha Polvoranca hacía Getafe. Me decanto por la Izquierda, estoy pelín cansado de ir siempre hacia el Polvoranca. La zona del Tres aguas comienza a despertarse, aún hay poco tráfico y se puede llegar sin tener problemas con el tráfico que siempre incordia por la zona. Paso por la rotonda en la que siempre quedamos los del comando sur y en lugar de mis amigos hay una pareja sentada en el banco, ella esta sentada sobre el, se están comiendo a besos. Un pantalón blanco ajustado la marca un trasero de categoría, dejando ver entre el top y la cintura del pantalón un tanga también blanco por el que se deslizan las manos del calenturiento afortunado. Dejo a la parejita tras de mi disfrutando de su pasión, para ir en busca de las pistas que me bajan hacía Villaviciosa. Por esta zona ya me he perdido varias veces en busca de algunos senderos divertidos, me meto por un par de ellos que parecen interesantes pero me dejan en callejones sin salida. En esta zona predomina la tierra suelta tipo playa y las grandes roderas por lo que tienes que ir con ojo si el terreno es algo favorable para coger velocidad ya que a la minima te vas al suelo. Intento por última vez un sendero y esta resulta, tiene su principio y su fin, la ventaja que evita usar las siempre aburridas pistas.
Cruzo Villaviciosa y dirijo hacia la urbanización del Bosque para disfrutar de las verdaderas sendas divertidas de la zona, un pequeño trozo de la sierra pero en pequeñito, en versión mini.
Para empezar me tiro el clásico sendero que partiendo desde la misma urbanización te deja en la pista inferior. Un recorrido muy divertido en su primer tramo hasta que nos encontramos con la valla de protección para no caernos al barranco que el agua la ha tirado en partes y es complicado pasar sin jugarte el tipo. Una vez en la pista me subo por otra senda trialera divertida que nos enseño en una nocturna Anguita, me la hago de subida montado hasta más de la mitad donde la inclinación y los giros hacen que sea imposible mantenerte sobre la bici. Veo una senda que sale tras una cadena pero comienzo a ver señales de aviso por abejas trabajando y justo en lo más divertido del sendero las abejas currando por lo que me doy la vuelta que a mí cuando me pican estos bichos me dan unas reacciones temerosas.
Decido volver a la pista superior de la residencia y hacer los senderos de los bancos del mirador, sin lugar a duda uno de los mejores lugares de la zona para disfrutar un atardecer intenso de otoño, de estos de cielos rojos y belleza infinita.
Una vez en la pista del campo de golf me adentro por los senderos clásicos de la zona que son muy disfrutotes y autentica metadona para los yonquis de los caminos estrechitos. Pero son muy cortos y pronto me encuentro de nuevo en la residencia de ancianos.
Durante toda mi salida he visto balizas señalando rutas por la zona, veo que una me puede servir para volver a casa y la tomo de nuevo hasta Villaviciosa y de hay por un lateral del pueblo muy cerca de la carretera empalmo con el centro de exámenes de la DGT y Móstoles para terminar en el parque Oeste y entrar en Alcorcón por el cementerio.
Siempre que he vuelto por esta parte del pueblo he tomado la carretera, pero esta vez me decido a usar un paseo que esta sobre los montículos de césped que separan los dos mundos y las vistas hacia el lado vivo son espectaculares con su lago en plenitud y una pradera inmensa de verde cuidado que no tiene que envidiar en nada a las Europeas en las que se reúnen los días festivos para disfrutar del sol y un día al aire libre.
La parte final del paseo esta plagada de rosales que te embriagan con su olor en esta época del año.
Una vez que alcanzo la rotonda tan solo me tengo que dejar caer hacia casa, y lo que es una simple expresión casi se hace realidad en la primera rotando ya que al tomar la curva noto que se me va la rueda delantera, en la siguiente rotonda apenas tengo control en mi rueda delantera y es que tengo una fuga de aire que va dejando la llanta casi en el suelo, consigo llegar a casa con apenas medio kilo de aire en la cámara. Una ducha y a casa de mis padre a disfrutar de unos suculentos Calamares en su tinta para chuparse los dedos, ya lo decía Otl Aicher El placer es el contenido de la vida y yo estoy dispuesto a llenarla de todos los que pueda.