“La sencillez consiste en hacer el viaje por la vida, solo con el equipaje necesario.”

Charles Dudley Warner

Solo recuerdo que era una fría noche de Enero, cuando me llamo Pantani y me pregunto donde pensábamos ir esta año de vacaciones. Habíamos hablado de la Transcantabrica y estaba casi decido hasta que me dio por decirle, “… he visto una ruta de muchos días, Bruselas-Pinto, no estaría mal …” y claro como el es otro tarao como yo, solo me dijo, “.. Se me ha puesto dura” así que unas semanas después la erección de Pantani se concreto en unos billetes de avión que el 6 de agosto nos conducirían al comienzo de esta gran aventura Charleroi-Tres Aguas o lo que es lo mismo Bruselas-Madrid lo que cariñosamente llamamos Proyecto BUMA.

A las 11:20 de la mañana el proyecto paso a ser una realidad y con todo cargado en la furgoneta de mi cuñado pasamos a recoger a Pantani por su casa y siguiente parada, Aeropuerto de barajas para pillar el vuelo. Llegamos muy pronto y tenemos que esperar casi dos horas para que la jefa de mostradores, una alemana hiperactiva con el carácter y las dotes de mando de sargento de las S.S. ponga firmes a empleados y viajeros manejando con habilidad todas las situaciones y colapsos que se la van formando.

Nosotros sentados en nuestros carros junto a nuestras burras. Embaladas en cajas de cartón podemos verificar que es cierto que todas las tías buenas son Ángeles y se pasan la vida en los aeropuertos para disimular. Un japonés muy curioso con una bici antiquísima, un paraguas atado a la barra central de la bici y una botella de agua sujeta a las alforjas junto a varias bolsas de plástico, Nos sonríe y nos consulta como bajar a la planta inferior, nos comenta que va hasta Irún para comenzar el camino de Santiago y retornar a Madrid recorriendo la costa portuguesa una vez llegue a Finisterre, todo un personaje que se despide con una “ Arigato”.

La sargento nos permite embarcar las bicis y una vez liberados de nuestra carga nos comemos los fabulosos bocadillos de tortilla que nos ha preparado la madre de Pantani, Gracias estaba de delicioso. Cuando se acerca la hora de embarcar vemos como nuestras bicis son engullidas por el avión así como las alforjas, ya tranquilos embarcamos y me toca compartir viaje con una clon de la Patiño. Las sensaciones del despegue no son buenas y el avión no vuela como de costumbre, parece que se mantiene en el aire por los pelos ya que sube y baja hasta que se estabiliza a los pocos minutos, y el aterrizaje no fue tomar tierra, digamos que nos la tragamos, vaya leche pego contra el suelo.

Lo importante es que llegamos con todo el equipo perfecto así que montamos todo, nos cambiamos y nos deshacemos de las cajas inmensas de cartón, algo que nos cuesta algo más.

Comienza nuestra aventura rodando por tierras Belgas y el comienzo es un tanto incierto ya que no coincide el track con lo que tenemos delante, hay vallas que nos impiden salir del aeropuerto siguiendo el track, pero salvo ese primer kilómetro el resto de indicaciones son precisas al 100% por lo que rodamos disfrutando de las casas bajas típicas de esta zona y moviéndonos como por nuestra casa.

Tras 16 kilómetros llegamos al camping que se encentra entre una Laguna pequeña y un Gran canal. El sitio es maravilloso, una alfombra de césped nos invita a poner las tiendas sobre ella, cosa que hacemos y nos damos una ducha para quitarnos todo el calor que traíamos de Madrid.

Tras la ducha cenamos y nos vamos a dormir deseosos de rodar ya y disfrutar de nuestra aventura.

Galeria de imagenes (En construcción)

Track de la ruta Completo