Gravel, senderos y atardeceres

Obtendré un gran placer, incluso una gran alegría, si te sometes. Cuanto más te sometas, mayor será mi alegría. La ecuación es muy sencilla. «Cincuenta sombras de Grey» (2011), Erika Leonard.

Creo que es una buena frase sobre cómo me siento cada vez que termino una ruta con mi bici de gravel, hay me he descubierto a mi mismo disfrutando como nunca, bajando un sendero a 32 km/hora, sintiendo el viento en mi cara, el camino en cada articulación y músculos de mi cuerpo, enarbolando una sonrisa por bandera con el ocaso a mi espalda.

No tenía ganas de salir, tengo los gemelos muy cargados y un tripón descomunal, estoy en horas bajas anímicamente para seguir practicando deporte, pero algo dentro de mi me empuja a no dejarlo, aviva un fuego casi apagado de ilusión, de metas y termino saliendo a regañadientes por las voces de mi cabeza, ¿ que tienes que hacer mejor que salir a montar en bici ?. Al final salgo tarde, demasiado tarde tal vez, voy rodando hacia las presillas la salida del puente determinará el camino. Decido ir hacia la casa de campo, pero solo es un rumbo. Los chicos de una escuela de MTB copan el sendero de las vías, de ellos será el reino de los KOM en los próximos años. Muchas bicis rodando junto a la M-40 que va pegada a la valla de los militares, secuelas de un virus que es lo único positivo que ha dejado. Un hábito del des confinamiento, seguir respirando libre con tu bici cuando por necesidad, de la noche a la mañana te ves encerrado entre cuatro paredes por preservar tu salud y la de los que te rodean.

Poco a poco el dolor de piernas se va diluyendo, el cansancio está hay, pero creo que ha venido para quedarse, es mi regalo por el medio siglo vivido. Bajo hasta la ciudad de la imagen, mi fe en subir el rampón técnico, muy empinado y repletos de surcos sin trazada buena termina con el prudente pie a tierra, menos de medio metro y lo hubiese logrado, tal ves de intentarlo con más fe esa fuese la distancia a una lesión, no me

decepcionó, estudio y aprendo para la próxima como superarlo.Subo hacia la finca cuando los tonos anaranjados empiezan a teñir el horizonte, empieza la ceremonia del atardecer. Pedaleo con más ganas, con fuerzas renovadas o tal vez aprendiendo a sufrir más y mejor, es mi asignatura pendiente. Como deberes me pongo estoicismo y juegos del hambre. Me regalo los senderos de la universidad, mi amigo Jose (Suguss) dice que estoy tonto por bajar con la gravel por esa senda, que es de locos, pero el odia a Dora, no la entiende y mi pequeña exploradora disfruta a su ritmo las sendas y pequeñas trialeras, con el sol frente a mi montando el espectáculo del atardecer me cuesta centrarme en la bajada y tengo que para para sacar algunas fotos de momentos mágicos que duran segundos.

Apenas quedan minutos de luz, el ocaso agota el día y disfruto la tarde, el entrenamiento y la vida con unas voces en mi cabeza calmadas y felices. Apenas me molesta la mala educación de dos pros del mtb en el puente que me obligan a parar subiendo para que ellos disfruten bajando, en el otro extremo cuando llego, cedo al paso a dos que suben, me lo agradecen con una gran sonrisa, no es tan difícil ser educado. Esta vez si disfruto la senda de las vías del tren, me dejo llevar demasiado por la emoción y Dora no tiene buenos frenos y nada de agarre en su rueda delantera, demasiada emoción edulcorada con velocidad es mala combinación, pero consigo meter la rueda por el filo del sendero antes de irme al prado de cabeza.

Ya en Alcorcon es de noche, las farolas alumbran mi último kilómetro. He disfrutado más de lo que hubiese apostado antes de salir, seguiré entrenando pero creo que a mi ritmo, luchando por mejorar mis tiempos, mis ritmos y superar los tiempos de corte con holgura en las pruebas, ser el último no me preocupa, prefiero disfrutar el camino que me lleve hasta la línea de salida y que mi esfuerzo se vea reflejado cruzando la meta, la posición es lo de menos.

John Steinbeck en su obra Al este del Edén escribió Casi todos los hombres son víctimas del miedo, sin que lleguen a saber qué les causa ese miedo: sombras, perplejidades, peligros innominados e indeterminados, el temor a una muerte solapada. Pero si consigues llegar a enfrentarte no con sombras, sino con una muerte real, descrita y reconocible, por bala o sable, flecha o lanza, entonces ya no necesitas sentir temor, o por lo menos no de la misma manera en que antes lo sentías. Entonces serás un hombre distinto de los demás hombres, te sentirás seguro cuando ellos griten llenos de terror. Esta es la gran recompensa; quizá la única recompensa. Cambia bala por depresión, sable por estrés, flecha por obesidad o lanza por apatía y descubrirás que todos los días libras una batalla.

Track de la ruta

Acerca de alakan

Dentro de veinte años estaras mas arrepentido de las cosas que no hiciste que de las que hiciste.Asi que librate de las ataduras.Naveja lejos del puerto seguro.Atrapa las huellas del viento en tus velas.Explora.Sueña.Descubre.MARK TWAIN.
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