Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse o lamentarse por nada. Su vida es un interminable desafío, y los desafíos no pueden ser bueno o malo. Los desafíos son simplemente desafíos.

Carlos Castaneda

Cuando mi amigo Jorge me dijo que tenía ganas de hacer la vuelta a Peñalara en bici a mí se me venía a la mente la única vez que la he realizado y lo épica que fue por la dureza del recorrido, la tormenta y lo bien que nos lo pasamos llegando al coche sin una gota de energía.

Pero esta vez su propuesta era mucho más humana sobre la pantalla, pero me veía de nuevo en la cumbre de uno de esos puertos que dices visto ya no más. Pero claro lo había subido por la cara equivocada y la propuesta de Jorge era en teoría por la cara correcta.

El día se despierta frío, las nubes se arriman al calor de un sol que añoramos mientras salimos del aparcamiento de cotos, podríamos optar por calentar nuestras piernas en los toboganes de la senda paralela a la carretera pero se va tan a gusto por el asfalto que para tan pocos metros no merece la pena calentones. Pronto pasamos la barrera que da acceso al refugio del Pingarrón, el comienzo es sencillo y poco a poco se va complicando hasta el punto de hacer dudar a Suguss que decide activar el modo prudencia, yo sin baja desatado opto por encarar raíces y rocas, voy sintiendo el flow en el fondo de mi alma que lucha por salir.

La zona del río angustura es una de las menos visitadas de nuestra sierra, seguramente por ello guarde el encanto especial del que hace gala y nos brinda un paisaje junto con una paz increíble. La senda que nos deja en el río es técnica pero se puede rodar en su gran parte, el final en cualquiera de los dos sentidos es muy duro y tienes que portear la bici pero la recompensa es tal que no dudas en hacer el esfuerzo.

Una vez que superamos los dos tramos de piedras inciclables tomamos la pista y nos lanzamos en un frenético descenso por las rápidas pistas de la Angostura hasta la casa de la Horca frente a la pesa del Vadillo en el que cruzaremos la carretera y tras un unos metros de ascensión disfrutaremos de la inigualables vistas que nos regala el mirador de los Robledos en donde se encuentra el monumento al guarda forestal. En donde nos hacemos unas fotos y ponemos en paz nuestra alma para afrontar la dura subida que tenemos delante.

Ante el cerro del diablo el parque nacional ha puesto la puerta de entrada hacia el puerto del Reventón y la verdad que no puede estar más acertado el nombre ya que la pista una vez que la encaras comienza a cobrarse el peaje con un rosario de tramos al 14% de subida que si no es por el ibuprofeno mental que te suministra por vía ocular la sierra con unas vistas de infarto de Peñalara, claveles y el valle del Lozoya la subirá sería una verdadera tortura, que no penitencia ya que esta hay que hacerla para ascender el último kilómetro más o menos hasta la cumbre empujando la bici ya que intentar hacerlo montado como servidor solo sirve para dos cosas, terminar masticando tu corazón para luego escupirlo a un ladito del camino o para terminar por los suelos al golpear el pedal con la piedra que estas superando ya que mi 29 es alta de pierna pero los bajos son muy bajos. Tras la reprimenda de suguss por hacer el gilipollas a 2.000 metros de altura coronamos y el sol nos premia con un ratito de calorcillo que deja vuelta y vuelta las piernas de suguss al ir con piratas mientras reponemos fuerzas con los bocatas.

Pero el sol nos da poca tregua y toca bajada, Jorge se lanza a tumba abierta con su 29 rígida manca mientras suguss y yo que somos ya más de la cofradía de la flaca no vemos el paso y decidimos volver retomar la penitencia pero esta vez en bajada mientras vemos como se lo pasa bomba Jorge dando saltitos cual cabra montesa por una senda plagada de pedrolos, hasta la fuente del Infante que a modo de agua vendita transforma el sendero en pista y ya si nos pegamos un atracón de bajado increíble hasta el mirador de Tere donde descansamos manos, brazos y frenos la intensa bajada y de paso disfrutar de unas vistas que se merecen una parada.

La zona de la granja nos regala unos senderos increíble que disfrutamos a tope la preciada pista asfalta que solo le faltó besar a suguss después de la penitencia metida por las pistas y veredas infernales.

Una lástima que esta pista asfalta no solo sea subir, y en la zona de los toboganes ya empieza a aborrecerla, los del sur es que después de dos cuestas somos más de llanear hasta a casa y en esta ruta nos faltaba el postre, tres kilómetros hasta cotos de rampas generosas en porcentajes un kilómetro final de traca que decidimos hacer empujando la bici para que no digan al estar cerca del parque nacional.

En resumen ha sido una ruta muy dura, con unos paisajes inolvidables que merecen la pena el sufrimiento por si alguna vez te olvidas de algún detalle volver a revivirlos, pero con compañía como la que he tenido todas estas penurias buscadas son bienvenidas. Si volveré a subir el reventón no se ya lo dijo Larry Brown No digas nunca que no lo harías, porque un día podrías tener que hacerlo.

Track de la ruta.