Tu llegada allí es tu destino. Más no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino.
Konstantinos Kavafis
El último amanecer en ruta es de un sabor agridulce, por un lado estas alegre, llegas a tu objetivo y el regreso al hogar esta cerca, pero por otro lado sabes que añoraras la rutina adquirida, el buscarte la vida para comer y dormir, el continuo disfrutar de vistas nuevas, gente nueva. Pero cuando emprendes un viaje siempre tiene que tener un fin, el mío ya esta próximo y esta vez si puedo decir que llego con las fuerzas justas o como le gusta decir a suguss con la luz de la reserva encendida y la rodilla pidiendo dos semanas de reposo que no va a poder tener.
Se ha tirado toda la noche lloviendo a tenor de lo empapado que esta todo, pero las primeras pedaladas son en seco, no llueve y eso es un consuelo. Dado que mi rodilla esta muy tocada decido hacer lo que me queda íntegramente por carretera, el camino es todo un barrizal en sí, tan solo hay que ver como los peregrinos buscan el arcén en cuando los caminos se cruzan y como les pesan las botas de barro.
Ir por carretera tiene poca historia que contar, la carretera es un continuo sube y baja que va mejorando poco a poco como el día que promete abrir y dejar lucir el sol. Paso Melide y me encuentro con ciclistas peregrinos, algunos conocidos otros nuevos que no me he cruzado en el camino, yo no tengo ritmo y decido ir a mi aire por lo que pronto o los veo como se alejan o los paso hasta dejarles atrás. Me hace ilusión parar y sellar en la Iglesia de Boente a pie de carretera como hice en mi primer camino, además es preciosa y merece la pena una pausa.
En las zonas que veo el terreno no esta muy embarrado me meto por el camino, en esta zona es espectacular pero siempre duro de rodar y a pesar de que la rodilla prefiere la cadencia del asfalto mi cabeza necesita alejarse de ella y disfrutar un rato de la agradable paz del camino.
Antes de lavacolla me encuentro con el matrimonio Polaco con el que ruedo unos kilómetros hasta el desvío al aeropuerto en donde me encuentro a otro cicloturista que se ha recorrido el camino del norte desde Valencia con un porrón de kilómetros en sus piernas y me anima a acompañarle ya que es la tercera vez que entra en Santiago y se conoce un recorrido que da menos vuelta. Le pregunto si su opción pasa por el Monte do Gozo y me pregunta que eso que es, ha recorrido tres caminos de Santiago este año y no ha pasado nunca por el Monte do Gozo, en fin. Decido dar la vuelta y retomar el camino. Mi rodilla parece que con las cuestas y el solecito me da una tregua y consigo adelantar al grupo de rezagados de alicante encontrándome en el monumento del Monte do Gozo con el grupo de cabeza y aprovecho para hacerme la foto tradicional.
La bajada a Santiago es un descenso total con la sonrisa de haber cruzado casi todo el país de un lado a otro, de haber disfrutado 11 días de sol, lluvia, frío y sobretodo grandes paisajes verdes en los que he experimentado una sensación de libertad y una liberación interior increíble. Rodar por Santiago rompe todo el encanto del Camino, a las bicis les han puesto un recorrido absurdo en el que llegue a perderme al no encontrar las señales hasta la plaza, pero bueno es otro atentado más contra los que adoramos el mundo de las dos ruedas y ya sabemos donde vivimos.
Llegar hasta las puertas de la Catedral es un orgullo interior difícil de plasmar en palabras, cuando viajas en grupo es el momento del abrazo con los compañeros, cuando viajas en solitario es el momento de abrazarte a tu bicicleta mirar a la catedral y agradecer el haber llegado hasta tu destino.
Me hago las fotos de rigor y me voy a buscar la credencial de peregrino, esta vez en un lugar mejor adecuado para dejar la bicis y un grupo de voluntarios amigos del camino me otorgan mi credencial.
A la vuelta me encuentro con mis amigos Andorranos con los que me abrazo felicitándonos por la llegada e inmortalizando el momento con un foto. Tras un rato de charla parto hacia el albergue en donde dejare descansar a mi querida GT a buen recaudo y yo tras una merecida ducha me doy una vuelta por Santiago visitando la catedral y comprando algo de comida para el día siguiente que promete ser duro en el autobús de vuelta.
Me hubiese gustado encontrarme con David, con los dos madrileños, con la pareja de Toledo, Haber podido llegar con Gabi, pero Santiago propone y el camino dispone. Para mi ha sido una terapia que necesitaba, me ha sentado tan bien que importaría repetirlo de nuevo. Al acostarme siento rabia por tener que dejar de pedalear y no forzar la rodilla para poder ir al soplao, llegar a Finisterre es una vez el sueño de roto de un camino que espero poder volver a completar esta vez si hasta Fisterra.
Friedrich Hölderlin dijo que Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu si no chocaran con el destino, esa vieja roca muda. Solo espero que algún día las frías aguas del atlántico y mis cansadas pedaladas sean las que formen esa espuma al chocar con las mudas rocas de la costa la Morte.
Un sincero enhorabuena por completar este fantástico recorrido!
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Me ha gustado mucho leer tus crónicas del camino.
Yo aún no lo he hecho, a ver si algún día me planifico y intento tener esa experiencia.
Aprovecho también para decirte que seguiré tu blog que está genial y me encanta como detallas y explicas las diferentes rutas.
Sigue así.
Un saludo. 😉
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He disfrutado bastante tu blog, hago mi primer camino en Marzo 2013 y mi primer visita a Europa. Viendo tus fotos me doy cuenta que en verdad necesito ir preparado mara la lluvia,. He aprendido mucho a travez de tu tan buen talento para narrar tu aventura. Gracias por compartir la.
Saludos desde San Diego, California USA.
Jose Galaz
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En Marzo tienes que venir preparado para el agua, el frío y depende del año la Nieve, jejeje.
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Muchas grácias por darnos a conocer tus aventuras haciendo este maravilloso camino.
Tenía todo preparado para hacerlo este año a partir del 12 de agosto pero tres días antes y por causas totalmente ajenas a mi voluntad, se me truncaron todos mis planes, así he tenído que posponerlo para el próximo año, aunque intentaré hacerlo a finales de junio o primeros de septiembre y no en agosto como tenía pensado ahora.
Me surgen dos dudas y ya aprobecho para hacerte aquí mismo las preguntas.
1ª ¿Donde has conseguido ese chubasquero? Por lo que veo en las fotos debe cubrir las piernas hasta la rodilla y me parece mucho más practico que los que llegan hasta la cintura.
2ª ¿Existe en Santiago algún tipo de consigna pra bicicletas mientras uno va a sellar la compostelana y luego darse una vuelta por la ciudad?
De nuevo muchas gracias.
Andrés.
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Finales de Junio si pudiera elegir seria mi fecha sin duda.
Sobra la duda uno, es de decthalon el de oferta de este año, una maravilla para montar los días de lluvia en plan viajar con la bici con muchas horas de pedaleo, pero ojo un incordio para practicar el MTB o salir a rutear donde estas más «activo» sobre la bici.
Sobre la duda dos: En santiago en la oficina del peregrino hay un patio dentro con un soporte para dejar las bicis ponerles tu candado y retirar la crendencial. Para visitar santiago lo mejor es ir al albergue o alojamiento y dejar la bici a buen recaudo.
No me fiaría yo mucho de dejarla en la oficina mucho tiempo.
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