Con las dificultades propias de los que caminan en un Ford del año 1920 y por un camino malo, vamos de tumbo en tumbo, pero avanzando, avanzando.
Salvador Allende
La semana en el nuevo curro ha sido demasiado intensa y quería, necesitaba salir de mi rutina, de mi vida, de mi entorno. Quería montaña, perderme por cumbres y sendas. Tal vez lo mejor hubiese sido salir solo, algo que voy necesitando ya que mi cabeza comienza a pedir a gritos disfrutar de un poco de soledad. Pero teniendo tan buenos amigos como tengo, uno no puede ser tan egoísta y prefiero compartir un sábado con ellos.
Habíamos quedado con Noe a las 9:30 en el aparcamiento de canto cochino, pero termino liándome y llegamos tarde, el día en lo meteorológico se presenta incierto, negros nubarrones amenazan a descargar sobre nosotros si miramos la masa de nubes que coquetea con la zona del Escorial, puerto de los Leones y Cercedilla, mientras sobre nuestras cabezas un tímido sol nos ilumina. Comenzamos andando paralelos al río para tomar el GR10 y dirigirnos al tranco disfrutando de un manzanares crecido por las últimas lluvias, nos cruzamos con un grupo numeroso de chavales que por lo que vi les deba igual el entorno, una pena.
Superado el tranco ascendemos hasta una senda que nos conducirá hacia el collado de la cueva, en este trayecto pasaremos junto a un árbol que ha germinado entre las rocas, haciéndose un lugar en el mundo, esto demuestra que con tesón y empeño todo se puede lograr en esa vida. En uno de los pasos no veo que hay manchas de agua en la roca y doy una buena leche al quedarme sin agarre en la bota.
Uno de los objetivos del día era visitar la cueva del Ave María, lo había intentado en tres ocasiones y siempre algo me había impedido dar con ella, Noe esta cansado de una semana difícil y de trasnochar un poco, le esta costando la ruta pero al igual que a mí que me noto agotado, pero no lo dudo y subo hasta al cueva para disfrutar de su acogedor interior, pequeño peor ideal para pasar una noche en su interior. Tras la cueva disfrutamos del Caracol y de una ascensión plagada de rocas con una buena pendiente vertical que nos hace sudar la gota gorda, pero no nos importa como dice Noe “no se para que guardar la cámara si hay una foto que hacer a cada paso, esta todoalucinante”. El sol nos acompaña por momentos, pero no siempre logra vencer al viento dejando en ocasiones un poco helados. Ya en la senda Maeso el agua le da un toque original al recorrido, prácticamente no la ves pero antes de llegar a la pradera del yelmo la puedes sentir riendo entre las rocas bajo tus pies o en forma de pequeñas chorreras que dejan estampas maravillosas. Tres cabras nos observan como sorteamos pasos de piedra, en uno de ellos se me engancha el pantalón y se me descose por la parte inferior de la cremallera, cada vez que estreno algo lo rompo, no se como me las arreglo.
En la pradera del Yelmo nos tiramos tras unas rocas al abrigo del viento y al calor del sol para disfrutar de nuestra comida que tras todo un día andando ya hay hambre. Durante la comida nos hacemos unas risas a costa de mi ventilación extra en mi pantalón y de los recuerdos de Noe cuando vino a escalar a el Yelmo. Retomamos la marcha renunciando ascender a su cumbre, se nos hace tarde y no tenemos tantas fuerzas como para afrontar la subida y disfrutar en su cumbre por lo que lo dejamos para otro día. Descendemos por el collado de la dehesilla hasta el Tolmo por una senda preciosa que aún cuatro días después puedo disfrutar grabada en mi retina, muchas veces pienso que el salir los sábados y el domingo al campo es para llenar los taper de recuerdos, vivencias, paisajes, olores y sonidos con los que alimentar el alma durante la semana, jodido nuevo trabajo estresante.
Al llegar al Tolmo vemos a un burro amarrado a una cuerda, en el otro extremo un perro juguetea con la cuerda, da la sensación que se hace cargo del burro.
Regresar al coche es un paseo por Gran vía en la que esta vez si nos encontramos a gran cantidad de gente en ambos sentidos.
La nota amarga de la jornada la puso Jordan, mi buen amigo Pedro, que se había ido a hacer una salida por Peñalara para iniciarse en la ascensión por canales de hielo en compañía de unos amigos, Como sabia que estaba muy emocionado pero a la vez temeroso ya que es su primera salida con crampones, le llamo según retomo la cobertura en el móvil y me cuenta que se ha caído de 20 metros y que baja jodido de una pierna. Al final rotura de peroné. Toda lesión es una pesadilla para los que amamos el mundo de la aventura y de la libertad, pero en esta la vida esta siendo especialmente injusta con Pedro que ya esta comenzando a ver la luz al final del túnel tras una larga temporada en el dique seco por culpa de las rodillas.
Animo Pedro, espero que te recuperes pronto y bien o como diría Pierre Corneille “Aunque apenas pueda resistir mis males, prefiero padecerlos a merecerlos.”
Gracias por los animos Javi, no te puedes hacer una idea de lo que se necesitan y agradecen en estos momentos.
Estaré pendiente de vuestras rutas y a traves de tus cronicas me sentire como si estuviera con vosotros por hay arriba, aunque fisicamente seguiré en el sofa.
Para otoño vete preparando alguna expectacular para mi vuelta, luego no digas que no te doy tiempo.
Un fuerte abrazo
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No funciona el link del track, revisalo por favor.
Soy un gran seguidor de tus rutas y ya me he «chupado» unas cuantas.
Gracias.
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Ya esta el link del track funcionando perfectamente, que la disfrutes croket si te animas a hacerla.
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Gracias men.
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