» No pido otra cosa: el cielo sobre mí y el camino bajo mis pies»
Robert L.Stevenson
Para mi el Pico tres provincias siempre ha sido un objetivo inalcanzable, un proyecto imposible de ascensión que por diferentes motivos tenía que ir retrasando año tras año, la verdad es que siempre lo he visto como una ruta de MTB y nunca me lo había planteado como ruta senderista. Por eso cuando Noe me dijo “… me gustaría ir al tres provincias” sabia que esta vez sería la definitiva.
Me ha costado levantarme, dejar tu cama calentita a las 6:30 de la mañana para ver como una espesa niebla se aferra al suelo tras el cristal y el frío te invita a volver a refugiándote bajo la manta calentita, es muy duro. Pero haces un esfuerzo y esquivas la cama abierta, seguramente porque esta vacía, para buscar el primer café de la mañana. Unas cuantas horas después frente al segundo café de la mañana en el bar del hostal de Somosierra Noe me confiesa que a ella hoy también le ha costado lo suyo levantarse, mientras vemos como Cristián aparca para reunirse con nosotros. Es su primera salida andarina y quiere probar que tal esto de las botas y los bastones, al vernos dentro del bar sonríe “…esto me va a gustar”.
El día es espectacular, un cielo azul impresionante nos invita a descubrir esta zona de la sierra Madrileña que tengo muy olvidada por lo lejos y mal comunicada que esta por el transporte público lo que te obliga a usar el coche por narices.
No lo vamos a negar, somos bikers que de vez en cuando andan, bueno la verdad es que yo ya tengo el corazón partío, cuando sufrimos las primeras rampas que nos adentran en la montaña las vemos como un buen reto para nuestras piernas y riñones si fuésemos con nuestras monturas. Ganamos algo de altura por una pista fantástica, Noe me hace un examen de geografía “… a que no sabes como se llama aquel pico” sonrío y se de cuenta al instante, jejeje es Peñalara, justo frente a el se ve el alto de las guarramillas y su repetidor de juguete visto desde nuestra posición, seguido por las cabezas de hierro y toda la cuerda larga hasta la Morcuera, ya lo dice Teresa “Con lo que me costo a mi aprenderme la Sierra de Guadarrama y lo bien que se me ha quedado después de recorrerla estos meses” Tal vez la educación sea eso, salir del aula un poco más y asomarse a la vida, guardar en la retina la imagen de lo que nos rodea, sintiendo el viento frío de la mañana con la caricia templada y maternal de un sol que te arropa. Dejamos la aburrida pista para trepar por unas terrazas en busca de un sendero que nos marca el GPS pero que este ni esta ni se le espera, intentemos ir buscando la línea del track, pero tan solo nos sirve para sortear una valla de alambre de espino en su punto más bajo sin dificultada. Dado que el track que llevamos no nos aporta nada, optamos por seguir una trocha que apunta hacia unas peñas en la cumbre en donde descansaremos de la dura subida, a Noe le recuerda el camino a nuestra pesadilla por la alcarria, Cristian se lo toma con humor, “… por lo menos falta mucho para que se haga de noche, jejejeje” Una vez en las peñas disfrutamos unas vistas impresionantes de la sierra de la Pinilla. La montaña nos muestra unas pistas con las que soñar perdiéndonos unos días en ellas junto a nuestras bicis y sentirnos libres.
Peña cebollera se nos muestra frente a nosotros, el camino esta salpicado por restos de nieve, a lo lejos el pico del Lobo se me antoja como uno de los grandes objetivos del 2010 y no por su dificultad que no tiene, sino por lo lejos que esta.
En la cumbre la nieve es mucho más abundante en una de sus caras, un monolito señala el punto en el que convergen las fronteras de las tres provincias y en el una leyenda escrita en una placa “Veo un hombre que huella con su planta, los cien caminos rojos del estío, que arde de sed y sueña que es un río, un muro ante el dolor que se agiganta.” Firmado por A. Murdano.
Descendemos por pista hasta un desvío que nos marca el GPS para ver la cascada más alta de la Comunidad de Madrid, Cristian ve que la cosa se complica quiere bajar por pista y volver al bar, pero le decimos que tenga fe, que este pequeño tramo que nos falta puede ser lo más bonito de la ruta. Busco lo más parecido a un sendero que se pierde continuamente, frente a nosotros se presenta un barranco con muy mala pinta , nuestro nuevo compañero de bota y bastón no ve nada clara la salida, siguiendo la medio senda encontramos el arroyo con un salto de agua curiosos, trepamos un poco y el estruendo del agua al caer nos indica que estamos en lo más alto de la cascada, buscamos una zona por la quedescender y la encontramos entre dos grandes rocas, que nos dejan a los pies de una senda algo más clara que el anterior, esta senda nos deja en el mejor balcón para disfrutar de una cascada alucinante, preciosa que en su parte final me recuerda mucho a la cola de caballo que vimos este verano en Ordesa. Desde la altura vemos que estamos justo en la mitad de la cascada, que tiene dos partes, cruzamos por delante de una primera poza que retiene el
agua para dejarla caer desde la altura. Nos toca superar un tramo un tanto “aéreo” que les mete el miedo a mis compañeros, alcanzamos el sendero que esta vez esta bien definido, el cual nos deja a los pies de la cascada dándonos una visión plena de ella, así como de la zona por la que hemos descendido, vamos para habernos matao.
De la cascada al bar es un paseo, en el que valoramos nuestra salida. No ha sido la más bonita, pero este último tramo ha sido espectacular. Cristian esta contento le ha gustado esto de andar, Noe ha disfrutado, pero la sangre le pide ya MTB, a los dos nos queda un largo camino a casa, lejos de la paz, el silencio y la soledad que hemos podido disfrutar por unas horas que han pasado volando, estas pequeñas salidas comienzan a saberme a poco.
Que pasada de cascada…
Pobre Cristian,como le comprendo.
Saludos.
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