“El tiempo es como el viento, arrastra lo liviano y deja lo que pesa.”
Doménico Cieri Estrada
Salimos de mi casa con la niebla envolviendo el día en un alo de misterio. Dejamos Alcorcón, a la altura de la residencia de ancianos el azul inmenso del cielo nos da los buenos días, la vida de vez en cuando te reparte buenas cartas para que puedas disfrutar de la partida. Cmena se ha quedado dormido y no puede venir al igual que Mass que se ha quedado en tierra. Al final me acompañan en esta aventura Pantani y Jack Randall.
Los Valtueña se preparan junto a nosotros para iniciar su ruta, nos preguntan si vamos con ellos pero les decimos que vamos por libre, Saludo a Kike Zayas y se ponen en marcha. Al rato salimos nosotros, saludamos a Male que se quedado esperando a un amigo que llega retrasado. Al llegar al control de acceso vemos a un par de personas con un peto amarillo junto a la caseta de información del castañar, un cartel con tarifa de precios anuncia bicicletas 3 euros, enfilamos la entrada “Buenos Días” y recibimos un cordial” Buenos Días” y nadie nos solicita pasar por caja para iniciar la ruta, algo que veo justo ya que subiremos hasta arriba con nuestro esfuerzo. Decido no subir por la carretera y opta por la pista, su tierra compacta blanquecina facilita la pedalada, los desniveles no son muy acusados y da para ir manteniendo una conversación amena, Samuel tiene las piernas tocadillas tras una semana de duros entrenos y Jack no se encuentra del todo bien, lo que me da una tregua para que ellos se tomen un respiro y yo no tenga que ir tan asfixiado. El cielo esta despejado salvo alguna nube decorativa, a lo lejos vemos como la sierra de Guadarrama esta cubierta por nubes negras que no inspiran mucha confianza, nos equivocamos en un desvío y vamos a parar a un corral custodiado por unos perros que nos avisan de que no pasemos ladrando desde su sitio, pero hay dos con cabezas muy grandes que ni se mueven y esos si que no nos gustan, el pastor nos indica que hemos tomado el desvío erróneo, por lo que dejamos a pedro con sus cabras y volvemos a la pista en donde decidimos parar en la primera fuente que encontramos, hace mucho que desayunamos y ya hay hambre. Mientras tomamos algo vemos como nos pasan Male y su compañero, tras calmar el hambre nos ponemos en marcha y en breve Jack Randall descubre el porque le habíamos traído a esta ruta ya que me estaba diciendo que para ver pinos el no venia tan lejos, jejejeje.
Entrar en el castañar y que se te ilumine la cara es todo uno, la cadencia del pedaleo baja y la mirada se pierde entre las copas de los castaños que han comenzado a entonar su oda de otoño y van dejado por los suelos los versos ya leídos de esta temporada. El viento comienzo a hacerse notar, las hojas secas corretean entre nuestras ruedas mientras las que se aferran a la vida juegan con la luz que se adentra en la espesura de sus ramajes medio desnudos. Me gusta el castañar en esta época, cuando lo pillamos medio desnudo, con la lencería de otoño y nos muestra su rubor ocre sobre verdes tapices que se preparan para recibir en breve su manto blanco invernal.
Visitamos al abuelo que nos recibe solitario. Este castaño centenario, testigo mudo de cientos de otoños nos recibe con los brazos abiertos, como deseoso de abrazarnos un año más agradeciendo la visita, tras rendirle culto y deseando volver a verle el próximo año nos alejamos rumbo a lo desconocido, a la ruta exploración que tenía prevista. El castañar no solo tiene un paraje de cuento de hadas, en su interior guarda también unas buenas subidas que nos obligan a dejarnos los riñones en cada pedalada. Nos cruzamos con lo del Club Karakol, ellos bajan disfrutando del magnifico sendero que nosotros vamos sufriendo. Saludo a alguno de sus componentes y me quedo maravillado como toda una mujer baja con su bici rígida total por trazadas en las que algunos de sus compañeros con bicis dobles y generosos recorridos lo hacen andando y todo esto mientras con una sonrisa de oreja a oreja grita “… no os metáis con mi bici” en respuesta a un comentario de Samuel que alucinando por tan gallarda amazona no a podido por mas que gritar “… que huevos y con horquilla rígida”.
Tras el subidón recorremos una senda preciosa que nos conducía hasta casillas por continuos sube y bajas, hasta que me doy cuenta que no es por donde teníamos que ir y nos damos la vuelta en busca del sendero correcto, y es que tras la visión de la bella amazona descendiendo como los Ángeles por una incierta trazada que escondía un montón de piedras bajo las hojas no había vuelto a mirar la pantallita del GPS. El camino correcto que tenia programado nos depara una senda mucho más espectacular con un, castañar en su punto álgido de color, pero este maravilloso paisaje tiene un precio carísimo cuando lo tienes que hacer a lomos de una bicicleta, luchar con la pendiente es duro, pero luchar con un terreno que te invita a descabalgar cada dos por tres y disfrutar del entorno te deja exhausto. Subimos hasta un punto en el que podemos divisar todo el valle a nuestros pies y la sierra de Madrid al fondo, unos nubarrones que tienen pinta de cargar mucho agua están toman posición y vemos que si continuamos las podemos pasar canutas en un terreno que no conocemos, con un viento que comienza a ser muy intenso y una temperatura que esta cayendo a pasos agigantados. Ante nosotros tenemos la senda se muestra desafiante en forma de muro que habría que patear en su totalidad. Decidimos darnos la vuelta y volver en una próxima edición para investigar esta senda pero en sentido inverso y ver como negociaremos ese muro que en bajada será cuestión de gónadas.
Los sudores y maldiciones varias de la subida se transforman en jolgorio y alabanzas, un disfrute tremendo por una senda fabulosa con pasos para todos los gustos y el aderezo en su parte final de la trazada sorpresa bajo el manto otoñal con el que el castañar recibe a sus visitantes. Los turistas ya han copado todas las sendas, caminos y pistas del lugar. La mayoría se asustan cuando nos ven ya que caminan mirando al suelo, cuando el espectáculo esta sobre sus hombros. Nos falta cultura para disfrutar lo que naturaleza nos regala, el castañar no solo es el abuelo y trepar por su tronco, también falta cultura de la otra de la de leer y de la de respetar las normas, no solo es volver a casa con bolsas llenas de castañas o cestas llenas de setas. El castañar es dejarse empapar por su luz, por los susurros del viento que nos llegan desde las copas de los árboles, del arrullo del arroyo que tímido besa las hojas sabiendo que su hora llegara en primavera y del frío en el rostro que te acaricia y te hace sentirte vivo. Salir al campo es despertar los sentidos, abrir las puertas de nuestro cuerpo a ese lado animal que todos tenemos y dejarlo un rato en libertad, que disfrute de un medio que nunca desvío de vender por un falso estado de bienestar artificial.
Al dejar el castañar nos encontramos con un compañero del foromtb de Burgos, este amable forero, o mejor dicho esta gran persona, se tomo la molestia de facilitarnos toda la información que necesitábamos para volver a casa cuando regresamos de Bruselas, fue una grata sorpresa encontrarnos. Tras charlar con el un rato, el cielo nos avisa con cuatro gotas que nos dejemos de charlas y tiremos para el coche, le hacemos caso y nos lanzamos por la trialera que nos dejara casi en las puertas del tiemblo. Esta trialera es una gozada con unos primeros tramos muy rápidos y un final apoteósico con pasos muy divertidos y todo ello dibujado en un paraje maravilloso. Cuando terminamos la trialera y tomamos el puente para llegar a la carretera nos encontramos con la ninfa de Cebreros, Noe, que acompañada de su padre corre hacía el coche ya que el cielo ha comenzado a descargar el preciado mana que llevamos meses esperando, por fin algo de lluvia.
Nos ponemos los chubasqueros y completamos el descenso por carretera, hasta el punto de control en donde esperamos a Noe que aparecerá minutos después tras su padre que la ha marcado un buen ritmillo, madre mía que familia de atletas. Nos cambiamos y nos vamos al pueblo de Cebreros en donde nos hacemos fuertes en un Bar, disfrutamos de unas hamburguesas, unas coca colas y un agradable sobre mesas con Noe que se ha reunido con nosotros.
El castañar nunca defrauda vayas cuando vayas, pero en otoño es algo especial, la amistad de dos personas como Jaime y Samuel impagable y si además lo aderezas con la simpatía, belleza y alegría de Noe el día es perfecto.
Bufff, que ruta. Nosotros estuvimos hace poco y disfruté de la ruta como un loco, sobre todo del castañar.
Alakan, estás hecho un poeta, da gusto leerte.
Gracias!
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Tío, menuda prosa, …todo un lujo leerte!!!
¡Saludos!
Eduardo.
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No sé que me ha gustado mas si las fotos o tu forma de contarlo, vamos que estoy esperando el track como agua de mayo. Un saludo y sigue que nos gusta leerte.
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Jooooooooder,he tenido que ir a por la fregona porque lo he puesto todo perdido.
Precisamente este fin de semana he estado por esa zona y un buen amigo me ha invitado a ir el fin de semana que viene a montar en bici por la zona.
Respecto a la cronica,te has superado nuevamente Javi,Expectacular y gracias.
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Maldita pereza, por no haberos acompañado, aunque leyendote casi puedo sentir el frio en mis mejillas y el dolor en las piernas al subir, no has pensado dedicarte a escribir, enhorabuena por las fotos y la cronica
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Nos volvemos a cruzar!!! Me alegro que disfrutases por mi pueblo!
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