“El espacio celeste, una gota de sonido que se rompe. Nubes de pájaros. Colores. Paisajes a la deriva. Signo sobre signo en un rostro. Escritura de la vida.”

Halfdan Rasmussen

Le hemos robado  una hora a la noche cobrandonos los beneficios que han generado nuestros sueños para plasmarlos en una realidad andarina por un cordal que esta un tanto devaluado por los senderistas de la zona centro. Como fugitivos del alba abrazamos el amanecer del nuevo día encaminando nuestros pasos hacia una ruta que se presenta difusa en sus comienzos e incierta en su final. Hemos despertado a Israel de un placido sueño para casi arrastrarle a andar con nosotros, Samuel nos acompaña por primera vez, dentro de sus tabla de entrenamientos como triatleta esta andar por montaña y nuestra salida le viene al pelo. Raquel tenia mucha ilusión de volver a vernos, hacia tanto que no forzamos a nuestros destinos a coincidir que era el momento idóneo y el quinteto lo completa José, como siembre incombustible marcando un ritmo endiablado en las subidas, coronando el primero para que no perdamos de vista nuestra objetivo.

Me gusta pensar que cada día algo nuevo me puede sorprender, cuando ya pensaba que había recorrido todas las veredas interesantes de Cercedilla, un Track me ha enseñado una para mi desconocida con un regalo precioso en su interior. Una  mini cascada cerrando una curva que ha pesar de la escasez de lluvias en este seco otoño, continua brotando agua, mostrándose bella y orgullosa. La subida a la Peñota, primer objetivo del día se muestra dura, Israel esta cansado de la ruta de ayer y se nos descuelga del grupo. Es una persona extraordinaria con una vida plena, llena de matices, anécdotas, vivencias con unas ganas increíbles  ya no solo de vivir, sino de superarse, mentalidad positiva, camino seguro al éxito, no deja de repetirnoslo. Nos ha contado durante la subida que el otro día regañando a su madre por algo, ella le contesto “… a mi déjame, si yo ya no estoy en el sistema”, genial simplemente genial.

La peñota es un alto precioso desde el que se puede contemplar la llanura segoviana, pero que en esta ocasión nos ha regalado un maravilloso mar de nubes, una cala de ensueño en la que poder encallar nuestras ilusiones navegando por océanos de algodón. Comemos algo en su cumbre y nos hacemos las fotos de rigor para volver a bajar por donde subimos. Israel nos deja antes de iniciar la subida al pico del Águila ya que tiene comida familiar. El sendero que sube al pico del águila, se nos hace algo más llevadero,  un árbol caído nos muestra la herida mortal producida por un rayo, con todo su interior quemado. Mientras ascendemos el mar de nubes se nos muestras anclado en el valle del río Moros, la temperatura es muy agradable, mas bien primaveral y nos obliga a quitarnos ropa en las subidas y abrigarnos en las bajadas o al coronar la cumbre. Bajamos el pico del águila en busca del collado Maríchivas en donde paramos a comer tumbados sobre el césped, esto si que es una delicia. Cuando retomamos la marcha nos topamos con unos caballos que están pastando, una yegua se muestra dócil mientras que un macho negro con grandes crines nos mira algo más desafiante junto a su potrillo, mientras acaricio a la yegua veo como el potrillo viene hacia a mi como desbocado y en el último instante antes de colisionar conmigo se da la vuelta, dejándome helado, ya me veía bajo los cascos del caballo pisoteado. Con el susto en el cuerpo iniciamos la subida al cerro Minguete, subida durísima que hace que mis compañeros tengan que esperarme un buen rato hasta que me reúno con ellos para coronar el cerro. Los kilómetros y el desnivel acumulado se van acusando en las piernas, pero también en el ánimo cuanto más cansado estamos más nos reímos, hemos pasado de la serenidad al puntillo de la montaña que como la borrachera te deja la risa tonta.

Raquel comienza a dar síntomas de cansancio, pero como es una mujer brava se niega a reconocerlo,  coronamos el cerro, Samuel da los buenos Días y nadie le responde a su saludo, mientras unos comen otro se termina de liar un cigarro, Raquel le devuelve los buenos Días a Samuel y como por obligación algunos de los que estaban comiendo. Miramos el Montón de trigo y vemos que esta la mitad de la cumbre cubierta por nubes y la otra mitad limpia, ascendemos entre risas y acusaciones de petición mutuas hasta la cumbre . El pico esta lleno de gente, comemos algo antes de bajar y entablo una breve conversación con otro grupo, que se ríen porque voy a juego con la camiseta naranja de su guía, jejejje.

Bajamos del montón de trigo hasta la fuenfría, pasándonos primero por la fuente de la senda de los cospes, dos montañeros que lucen grandes bolas de billar por cabeza, están llenando una botella, Samuel con poco acierto comenta “… mira dentro de unos años me veo reflejado en ellos” jejeje, dentro de unos años y ahora, pero vamos, que los dos hemos iniciado el camino hacia la alopecia. El ridículo chorro que mana de la fuete es desesperante,  renunciamos a llenar la botella y optamos por bajar hasta los coches por el camino viejo sin agua, esta senda es una de las más bonitas de Cercedilla y en ella descubrimos una fuente con dos caños que estos si de forma generosa mana el preciado elixir que nos calmara la sed. El camino se nos hace largo, pero nuestra borrachera de montaña es tal que nuestros niveles de consciencia están bajo mínimos como para plantearnos algunas cuestiones metafísicas o ponerle en apuros a Samuel obligándole a razonar sus respuestas. Ha sido un día genial con una compañía de lujo, ojala el destino nos premie con más días como este, solo nos faltaban Teresa y JJ para haber disfrutado de una jornada perfecta.

Track de la Ruta