“Piensa en grande y tus hechos crecerán, piensa en pequeño y quedaras atrás, piensa que puedes y podrás; todo está en el estado mental.”
Napoleón Hill
Miro por el espejo retrovisor y veo el reflejo de una ciudad sumergida en un profundo amanecer, dejo el paraíso de los sueños rotos por la voz de un locutor que habla de caza , no me libro de ellos ni en la cama dándome los buenos días que me brinda mi viejo y querido despertador. La mayoría de la gente desprecia a estos aparatos ruidosos que nos retornan al mundo de la consciencia desde el país de los sueños, pero en definitiva somos nosotros los que los programamos y pedimos regresar a una hora determinada. Mientras recupero mi punto de consciencia escondiéndome entre las sabanas intento recordar cuando fue el día que dormí mas de 6 horas y sobre todo cuando fue el día que me levante más tarde de las 7:30 un día festivo, me costo recordarlo pero fue algo así como a mediados de Septiembre.
Este tiempo seco, soleado y caluroso que nos esta regalando Octubre me esta dejando agotado, alterno MTB y Senderismo de gran intensidad descansando entre semana o bueno intentándolo.
He quedado a las 8:30 en Cercedilla con mis compañeros para ir hasta Lozoya donde quiero completar y mejorar la ruta que hace meses recorrí con Isra. Dejo de mirar el retrovisor maravillado por el parto del nuevo día para recorrer la silueta que a modo de recortable se presenta ante mí. El cielo comienza a tornar a un azul claro y puedo ver como las montañas son colocadas en su sitio por el lucero del alba, desvelando sus colores poco a poco como una joven primeriza dejando ver de forma tímida a luz de los ojos de su amante su carne rosada, celosa de miradas indiscretas.
Hemos tenido suerte aparcamos frente a un bar que esta abierto. Isra nos invita a Desayunar para compensarle a Cmena del ayuno involuntario del día del Urbión. Tras bajar las bicis del Coche damos nuestras primeras pedaladas rumbo al embalse cuando un grupo de senderistas se quieren hacer una foto de salida de ruta. Isra se ofrece voluntario para hacérsela y entabla una pequeña conversación. Isra es así, con un gran don de gentes. Recorremos el embalse hasta llegar a las postrimerías de Gargantilla del Lozoya, cruzamos la carretera y tras dejar atrás la entrada del camping, recorremos una pista que nos conducirá hasta la entrada del pueblo, esta vez sin pisar carretera, primer objetivo cumplido.
En gargantilla no nos queda más remedio y por asfalto nos dirigimos a Piñilla de Buitrago en donde cumplo con el según objetivo del día. Esta vez recorremos unas veredas preciosas que conducen a su ermita y que se unen al track que tenemos de la última vez en la entrada de Villavieja del Lozoya. Con este pueblo comenzamos la ascensión continua por pista hasta el puerto de Linera, El terreno es bueno y se deja rodar, ha llovido la noche anterior y lejos de dejar charcos, nos encontramos un terreno que abraza nuestros neumáticos dificultando el avance. Dejamos sacar a pasear el plato pequeño para con algo más de cadencia y unas buenas risas progresar por las cuestas con alegría hasta que un puñado de vacas se topa en nuestro camino. No solemos temer a las vacas por que la mayoría se retira cuando nos ven, pero en esta ocasión una de ellas lejos de irse, le da un cabezazo al becerro y nos mira desafiantes, yo me arrimo a una que esta al otro extremo del camino, mas gorda y con pelo más largo, cuando estoy entre las dos me doy cuenta que no es una vaca, que es un manso que deja de rumiar para girar su cara y mirarme. Pasamos los cuatro en silencio sepulcral, sin decir palabra hasta que Isra nos dice que tiene mal el amortiguador, intentamos mirárselo pero no conseguimos nada, bueno si perder una mini bola del dial, mientras nosotros mirábamos la bici un todo terreno cargado de comida para vacas ha pasado a nuestro lado deteniéndose unos 800 metros más arriba, giramos la cabeza y vemos como vienen hacia nosotros el manso y la vaca con mirada de mala leche guiadas a palos por un chaval de unos 14 años, montamos todo y continuamos la ascensión acompañando a Isra en su calvario de pedalear incómodo al cambiarle le geometría del cuadro ya que el amortiguador se le queda sin aire, La temperatura es muy variable, las veces que paramos nos tenemos que poner el abrigo ya que el viento que sopla de forma moderada esta helado, pero cuando nos ponemos a dar pedales rompemos a sudar.
Una vez que alcanzamos la pista de la horizontal, la seguimos y coronamos el puerto de Lineras o por lo menos su base, ya que el pico estaba tapado por la Niebla y era una tontería subir, tan solo en la base costaba mantenerse en píe por las rachas de viento. De nuevo en la pista horizontal, nos maravillamos con las vistas que esta gran vereda nos regala, sin lugar a dudas es un gran balcón al valle del Lozoya disfrutándolo a vista de pájaro. Peor las nubes se empeñan en cubrirnos las vistas y emplazarnos a volver en otra ocasión.
Comemos al sol, junto a una fuente resguardados del viento, estos momentos en los que nos relajamos y charlamos de forma distendida sin importarnos la ruta, me gustan. Recuerdo una frase que leí creo en el blog de Ignacio “… Vosotros tenéis reloj, pero nosotros tenemos el tiempo”.
Tras la comida nos toca seguir rodando por la magnífica pista hasta el punto en el que tenemos que decidir si bajar al bar a tomar un café o completar los 20 kilómetros de ruta que nos quedan, gana Bar por mayoría absoluta, adiós a mi tercer objetivo del día, completar una gran ruta con una bajada divertida según puede leer a Iogrea. Bajamos por pista sin arriesgarnos a tomar ningún desvío ya que la última vez nos toco patear, a un kilómetro y medio del pueblo, pincho de nuevo la rueda trasera de mi bici, esto ya forma parte de mis salidas, me niego a repararla y decido bajar andando acompañado de Isra, algún día escribiré una crónica sobre el, pocas personas tienen un mundo interior tan rico y es tan amena su compañía.
Una vez nos reunimos con nuestros compañeros en los coches, volvemos al Bar donde empezamos para tomar uno refresco y despedirnos mientras la Guardia civil saca fotos a los coches mal aparcados. Menos mal que esta vez el mío no es el protagonista.
Muy buena la crónica y la zona (en esto último no soy muy objetivo porque es mi segunda casa y espero que algún día sea la primera).
Sólo decirte que entre Gargantilla y Pinilla hay varias posibilidades para no pisar la carretera, y alguna de ellas merece mucho la pena. Eso sí como siempre supone dar un rodeo
Si te interesa para alguna otra vez, te indico la zona en concreto.
Un saludo
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Gracias David, pues si puedes indicarme como la próxima vez que vaya intentare quitar ese tramo.
Tengo una opción que sale desde Lozoya que quita mucha carretera pero tambien mucho tramo de la ruta en su parte del embalse que no esta mal.
Bonita tu segúnda casa si señor.
Un saludo.
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Por supuesto, pero no puede insertar un mapa o el track, si quieres te lo envío por correo o lo cuelgo en wikiloc o algo así.
Un saludo
David (http://nosoloenbici.blogspot.com/)
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