“Tan sencilla es la verdadera felicidad, que la mayor parte de las gentes no reparan en ella. Es hija de lo más humilde, tranquilo y modesto que en el mundo existe.”
Orison Swett Marden
La nocturna me ha dejado muerto, tengo un sueño que no me tengo en pie y quiero dormir, cuando me pongo a ello suguss me llama y no esta dispuesto a permitir que la duerma, me dice que estando en la sierra no puedo estar apalancado en el sillón durmiendo, que tendría que estar montando y la verdad es que tiene razón, uno no puede estar a las puertas del paraíso y dedicarse a dormitar. Llamo a JJ y esta vez soy yo quien le levanta a el de su sueño reparador. En un hora estamos listos para salir, cuando me ve JJ me mira y me dice “ no tengo ni puñeteras ganas de montar en bici” jejeje y para que me dices que si que te apuntas a dar una vuelta, esto del mtb es como una droga, aun si tener ganas, te montas y pedaleas.
Y la verdad es que más que una salida en mtb fue una huida, una salida hacia la libertad, una evasión de la rutina que nos condena hacia sueños imposibles, los viernes al sol, al abrigo de una montaña que nos cautiva y nos apasiona. No recorrimos mucha distancia apenas dimos la vuelta a la presa y le enseñe a JJ mi rincón secreto, ese pequeño mirador hacia mi mundo en el que suelo pasar muchas horas a lo largo del año. En nuestra vuelta nos encontramos una presa resplandeciente, poco a poco nos vamos bebiendo su alma, consumimos su cuerpo pero ella nos regala verdes praderas salpicadas de curiosas florecillas, de sendas que la bordean y atajos que
evitan sus lodazales. Encontramos una concentración de motos Harley Davison, que espectaculares monturas, todo un símbolo del sueño americano, de la libertad como modo de vida, dicen que el último motorista de los estados unidos lo hará a lomos de una Harley. Pasamos a dos hermosas hembras con unos cuerpos esculturales, la del culito que me gusta me mira y descubro dos ojazos azules impresionantes, le digo a JJ que me hago mayor, le he mirado a los ojos y no a las tetas, la verdad es que me gustan las mujeres que se cuidan y disfrutan vernos babear cuando despliegan todo su arsenal de seducción masiva, pero disfruto mucho mas cuando una mujer tiene alma, y por alma me refiero a mundo interior, conversación, inquietudes.
Tenemos pocas ganas de seguir montando y sufrimos para llegar a mi mirador, pero merece la pena, las vistas son de lo mejorcito de la sierra, corre el aire y se esta de lujo. Nos hacemos unos fotos coñas, charlamos un rato y bajamos de nuevo a becerril por un sendero que se esta perdiendo por no usarlo nadie.
Ha sido mi salida más corta en bicicleta, pero he vuelto con una sonrisa a casa, cada día me doy cuenta que para ser feliz necesito de menos cosas.