«Vamos a darnos indiscriminadamente a todo lo que sugieren nuestras pasiones, y siempre seremos felices… La conciencia no es la voz de la naturaleza, sino sólo la voz de los prejuicios.»
Marqués de Sade
Hay un dicho que dice «…date una oportunidad y conoce las maravillas de tu país», en este caso la oportunidad nos la ha dado Despistado (Jorge) invitándonos a una «Paellaca bike sesión», y eso que es lo que es, un desmadre un frenesí, un no saber bien donde vas y volver con el corazón partió. Yo amo la montaña y le seré siempre fiel, pero si mientras estas disfrutando de un sendero a tope te esta mirando el planeta con sus ojazos azules de fondo, uno no puede más que reconocer que se ha vuelto a enamorar del mar, de su plenitud, de su aroma, de se arrullo mientras te vence el sueño o tu mirada naufraga en el horizonte.
El día amanece soleado, ligeramente fresco y el mar nos da los buenos días con unas olas que rompen con ímpetu contra la orilla. Tras desayunar y vestirnos de faena bikera comenzamos a rodar por un track que nuestro anfitrión dice que promete. Comenzamos rodando tranquilos por la carretera rumbo al parque natural del montgó, en esta ocasión el grupo de intrépidos exploradores esta formado por Despistado como jefe, Joaquín como fotógrafo oficial, Víctor como animador sociocultural, Pantani como taraos y servidor como bulto sospechoso (no penséis mal, que ese bulto no tiene nada de sospechoso es mi tripa). Con los primeros kilómetros vemos que todo lo que no sea un maillot y un culote sobra así que con las primeras rampas nos despojamos de las camisetas interiores y sacamos filo a nuestros platos pequeñitos, el macizo que tenemos delante impone, en esta zona las alturas no son espectaculares pero las rampas son de aupa y la altura se logra en pocos metros a golpe de riñón dejándote el alma en cada pedalada, a medida que ganamos altura el macizo nos regala unos paisajes espectaculares, mostrándonos todo el litoral a nuestros pies. Rodamos por una pista muy rota pero que nos permite pedalear con soltura sorprendiéndonos en tramos con bajadas rápidas y disfrutonas, pero también con pasos en los que tenemos que cargar con la bici a cuestas para sortear unos cuantos metros de desnivel, bueno gajes del oficio.
Esta zona esta repleta de senderos de roca caliza anclada en el suelo por lo que el agarre de nuestras máquinas es total, pero también vemos que una caída en este terreno nos puede hacer mucha pupa. Dejamos la ladera del parque natural del montgó para acercarnos hasta el faro del cabo de San Antonio con unas vistas de sus acantilados y del puerto de Javea alucinantes, pero lo que nos dejo sin habla o como diría Paris Hilton «con palote asegurado» es un sendero que vemos como desciende de forma suave pero bordeando el acantilado hasta el mismo puerto. Teníamos el track y toda la sangre puesta en el equilibrador natural de inercias, metáfora de lujo ehhhh, así que bajamos el sillín y solo puedo decir que fue Orgásmico, una bajada rápida, con pasos en ocasiones complicados pero es tal el disfrute que ni los piensas, cada vez que parábamos a reagrupar parecíamos idiotas con la sonrisa de oreja a oreja y es que un sendero de 1,7 Km. de longitud con una anchura de unos 50 cm o 60 con piedras, vegetación y el mediterráneo de fondo lo convierten en el mejor sendero que ha bajado nunca. Mientras bajábamos nos cruzamos con un par de señoras, cuando las ve víctor se gira y dice coño Bernie Ecclestone, jejeje una de ellas era clavadita. La bajada termina en unos escalones que nos cuestan bajar hasta con la bici a un lado pero en el mismo puerto de Javea. En donde aprovecharemos para tomar una barrita y ver como los pescadores luchan por sacar del agua un pulpo que han pescado, pulpo que no pudieron Sacar porque se metió entre las rocas al escapársele de la red a uno de ellos, ya que las olas batían con cierta virulencia contra las rocas y que víctor les tenia la moral comida con comentarios como «… pero si ya te has mojao, métete» no ayudan la verdad. Decidimos cambiar de sitio ya que las miradas de los pescadores no molaban nada. Víctor se lanaza por las escaleras del puerto, uno turista nos mira y nos «dice venga el siguiente«, a lo que Despistado le espeta con un «… su bajada era gratis, la nuestra ya es de pago», como no rulan los euros la bajamos a pie, jejeje. Comemos en el puerto unas empanadas con acuarius y continuamos la marcha por el paseo marítimo de Javea, aquí pasando por un chiringuito sale una camarera con un plato de pescaito y víctor alarga la mano como si le fuese a coger uno, si las miradas matasen víctor, habría muerto. El final de Javea es cuesta arriba, muy cuesta arriba y vemos como en un mirador sale un sendero con una señal que indica que solo se puede bajar a pie, y especifica claramente que no se puede bajar en bici, claro que la bajamos y menuda bajada, que pasada con unos escalones que solo se bajo víctor pero que nos dejo en una cala alucinante en la que perreamos otro poco mientras Pantani reparaba un pinchazo de su rueda.
La salida de la cala fue un infierno, yo no se de donde han sacado en este pueblo tanta cuesta arriba y toda junta, ni un solo descanso en toda la trepada para alcanzar de nuevo la carretera, se nos empieza a hacer tarde y nos queda mucha ruta, disfrutamos de una par de bajadas divertidas y en un promontorio decidimos acortar y volver hacia Javea para enfilar la subida de nuevo hacia el Montgó, plan que nos conduce a la subida por la zona de puchol Dasa, en donde se ven las ruinas de unos molinos en su cima, molinos que están altísimos para las escasas fueras que ya van quedando. La subida asfaltada en sus comienzos con un desnivel terrible y terreno muy roto y algo suelto en su tramo final que nos obliga a algunos a patear un par de tramos, pero al final el león no fue tan fiero y tardamos muy poco en subir con menos esfuerzo de lo que a priori se intuía desde abajo. La verdad es que la recompensa por la subida fue enorme ya que la montaña nos regalo una sendero de bajada, rápido espectacular con piedras puntiagudas que te obligaban a hilar muy fino en la trazada, plantas que pinchaban las piernas a un lado y otras que picaban al otro y de vez en cuando se alternaban con otras que te metían latigazos, no somos masocas somos bikers, pero explicar porque nos gusta esto es en ocasiones complicado, me paro para hacer unas fotos y veo que me han sacada mucha distancia, suelto frenos y no tardo mucho en alcanzarles pero tengo los brazos destrozados por la tensión de la bajada así que según llego a la pista la beso como el papa.
Entramos en Denia y recorremos el paseo marítimo, nos cruzamos con un bombón precioso a la que víctor la dice «…esto si que es un monumento pa ver» ella baja la cabeza pero al pasar a mi lado la levanta descubriendo una sorisa de oreja a oreja en su rostro, le ha subido la autoestima seguro. En el paseo vemos unos culitos interesantes con unos pechitos a juego, pero para pechos los de un corredor, madre mía que mamellas, que descontrol dentro de la camiseta si parecía que corría con un gato dentro. Algunas tías han posado en el interviú con menos de las que tenia ese hombre.
Nuestra ruta termina rodando por la arena de la playa, el sol tiñe de tonos violetas la tarde, las olas besan tímidas mis neumáticos a la par que borran mi huella de su piel, sin lugar a duda esta ruta no nos dejara un recuerdo tan efímero en nuestras vidas o como diría Lord Byron » Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso», la de nuestra primera trialera que nos dejo a orillas de la mar.
Hola pillastres!!
Dios que envidia me dais…
Alakan eres todo un poeta menos cuando se te cruza una ninfa que se desatas el animal que llevas dentro ja, ja.
El animador con sus ronquidos es como si lo estuviera viviendo. Despi espero que tus papis no se percaten de los destrozos del vendaval. Venga a seguir asin de bien chicos.
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Increíbles fotos e increíble crónica. Es de las que dan ganas de atravesar la pantalla para meterte en el grupo y disfrutar de esas vistas.
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