«Cada uno de nosotros tiene un día, más o menos triste, más o menos lejano, en que, por fin, debe aceptar que es un hombre.»
Jean Anouilh (1910-1987)
Me gusta el olor de mierda de vaca cuando doy mis primeras pedaladas, cuando siento el frío de la mañana en mi rostro, en la humedad del aire que respiro, cuando levanto la vista y veo las cumbres ocultas por un manto de nubes que se anclan al suelo como grandes buques esperando la hora de zarpar, de surcar el horizonte. Tras un par de fines de semana de sol, este domingo a media luz se agradece, la naturaleza nos recuerda que el invierno no lo ha dicho todo aun y que los comienzos de la primavera en la sierra suelen ser un tanto traicioneros. Hemos salido tarde porque a mi se me ocurrió la genial idea de publicar la hora de salida en el foro y teníamos que respetarla. Al final no acudió nadie, por lo que ya tenemos menos tiempo para salir y nos obliga a rodar cerca de Becerril. Mientras espero a JJ frente a su casa, los bikers lugareños se reúnen en la calle de arriba, no tienen cuerpos de ciclista pero sus piernas delatan que son capaces de generar más vatios que una central nuclear. Dejamos Becerril por la pista del monte o circuito cola-Cao, una pista que toda la altura la gana en los primeros 300 metros y después tan solo llaneas en ligera bajada hasta reencontrarte con la carretera que sube a la presa, esta vez si en franca subida. Bordeamos la presa hasta el desvío de la última puerta que da al interior de la presa o a la subida del puesto de vigilancia. Optamos por la subida y disfrutar del senderito que nos deja en los almochones, JJ no va fino, ha estado disfrutando del solecito y el buen tiempo con su bici entresemana y el finde le esta pasando factura.
Me gustan estos días en los que el sol se lo toma libre y la bruma cubre el escote de las cumbre porque nos deja una aparcamiento de la barranca vacío, apenas con un par de coches. En nuestro lento progresar por las duras rampas barranqueras nos pasa una madurita de muy buen ver, me gusta su sonrisa, se la ve feliz, va sola pero bien preparada, tiene un cuerpo de escándalo para una mujer de su edad, tendrá cerca de los 40-42 y un culo que ya lo quisieran algunas de l8 para una sábado loco. Con las primera rampas vemos hielo en la pista, se puede rodar ya que esta duro y además sucio de tierra por lo que tienes buena tracción pero en apenas un kilómetro la nieve es la protagonista y nos es imposible mantenernos sobre la bici, en cuanto metes la rueda comienzas a patinar y hundirte sin poder avanzar. Llegamos hasta la fuente de la campanilla y decidimos dar la vuelta ya que desde ese punto la pista esta casi completamente parcheada de nieve, me acuerdo de las palabras de Mass «… subir a la cumbre es una mierda, esta todo lleno de nieve que te hundes y no puedes rodar, parece arroz con leche» bajar es mas sencillo que subir y sorteamos los parches que nos toco patear en sentido contrario.
El «sendero alakan» esta limpio de nieve me lanzo y en la única zona con piedras del sendero si que hay nieve blanda, clavo la rueda delantera y salgo por delante corriendo, jejeje, JJ me mira sorprendido preguntándose «… y eso como se hace», el resto de sendero esta de lujo, algo sucio de ramas por el duro invierno pero con el terreno de lujo para rodar, y que contar del paso del rio, menos mal que calzo mis botas de Gore-tex y me lanzo como un poseso para vadearlo sin que me entre agua en las botas. Mi compañero de ruta, duda con la bajada y duda con el vadeo, intenta pasar con la bici a un lado pero a mitad del arrollo mete toda la bota en el agua entrándole helada por la parte superior de la bota.
Como no hemos podido subir a la barranca ampliamos la ruta visitando el embalse de la maliciosa, ascendemos por la pista que da a la barranca, es la subida de los cobardes, pero aun así se las trae la cuestecilla, tras una barrita en la presa y una breve charla con biker al que sus amigos han dejado a su suerte por temor a la lluvia nos bajamos por la zona dura, yo nunca la había bajado pero madre mía como acojona ver las rampas desde arriba y pensar, Dios esto me lo he subido del tirón. Paramos para hacer unas fotos y nos subimos la rampa para testear nuestras piernas, impresionante, que dolor y eso que solo era el tramo de hormigón sin arrastrar el cansancio del kilómetro anterior.
Vemos algunas opciones interesantes para investigar en futuras salidas, el cielo nos avisa con señales en forma de negro intenso que dentro de poco va a descargar sobre nosotros. Bajamos por el sendero que da al camino de santiago y me hago kakita en el paso más complicado y tan solo porque nunca me he planteado bajarlo ya que es la primera vez que lo hago en este sentido, la próxima vez cae, ya lo se, siempre lo digo y luego me bajo.
Completamos el sendero y entramos en Becerril por la carretera del polígono. Al final una ruta que he bautizado como Barranca Rara, pero que sale una ruta muy entretenida con senderos de mucha calidad y diversión.
Track de la ruta
Fotos by JJ