Las gotas de lluvia besan la tierra murmurándole: «Somos tus pequeños que te añoramos madre, y volvemos a ti desde el cielo».
Rabindranath Tagore
Sin duda cada día estoy más tonto, mira que busco excusas para quedarme en la cama y disfrutar de un sueño reparador sin despertadores, sin prisas, sin objetivos, pero no, yo a las 8:00 de la mañana ya estoy despierto y con ganas de hacer algo así que a las 9:30 me recoge mi amigo JJ para ir a las Dehesas de Cercedilla e intentar la rutilla que me deje el sábado sin completar.
El cielo esta encapotado, totalmente cubierto y la montaña tímida se esconde tras un velo de niebla, el ambiente es húmedo o como diría JJ “Que cojones esta lloviendo”, bueno pues si algunas gotas muy finas nos obligan a ponernos el chubasquero y emprender la subida hacia la Fu enfría por la calzada romana. Apenas hay gente y salvo algún deportista desperdigado subimos los dos solos por las piedras resbaladizas de la calzada. Una melodía continua, monótona y por momentos estridente nos cautiva llevándonos a la margen del rió y disfrutando de los saltos del agua entre las rocas y los troncos caídos. La primavera tiene estos regalos y los juguetones arroyos que desbordan la sierra de Guadarrama en esta época le da una vida especial a las rutas, hay veces que pienso que en primavera la mujer muerta simplemente esta dormida y si sientes un escalofrío es su aliento de ánimo para llegar a su seno. Dejamos atrás el albergue de Peñalara y subimos como podemos por la calzada romana rumbo al puente de enmedio, subimos por el PR 4que en su último giro nos regala un cuestón recto hacia el puerto de la Fuenfria. Apenas paramos en el puerto, tan solo hay un señor en un coche fumando, un biker que se sacude el agua como puede y un senderista luchan
do con su poncho para ponérselo bien. Consultamos el GPS y nos marca tirar para arriba, así que toca cuestón infernal para coronar el cerro Minguete, hay un momento cuando mire la pantalla del GPS vi todas las alturas alineadas una tras otra, yo creo que hasta la pantalla dibujo una sonrisa la muy jodia. No me importa subir pero coronar una cumbre y tener el paisaje codificado no me mola nada, la niebla nos rodea y tan solo podemos disfrutar de unos pajarillos calados que entonan una agradable melodía. Tomamos una barrita y bajada hacia Peña bercial, pasamos a su lado y en el horizonte, el señor que es generoso, se apiada un poco de nosotros y nos regala una ventana pequeña entre las nubes regalándonos unas vistas del embalse de valmayor, me viene a la memoria el poema de Baudelaire de las flores del mal.
….. Tú recuerdas esos días blancos, tibios y velados,
Que hacen fundirse en lágrimas los corazones hechizados,
Cuando, agitados por un mal desconocido que los tuerce,
Los nervios demasiado despiertos se burlan del espíritu que duerme.
Te asemejas a veces a esos bellos horizontes
Que iluminan los soles de las brumosas estaciones…
¡Cómo resplandeces, paisaje humedecido…
Que inflaman los rayos cayendo de un cielo encapotado!
Seguimos bajando por un sendero muy divertido y podemos ver a lo lejos la bajada hacia marichivas. En un ratillo corto ya estamos a los pies de la subida a peña el águila pero hoy JJ tiene que hacer de arguiñano y estar pronto en casa por lo que dejamos la excursión para otro día, vamos que ya hemos dejado dos para otro día El montón de trigo y Peña el águila.
Bajamos por marichivas y nos cruzamos con una senderista que sube a todo pastilla, jadeando, esto no puede ser sano, mira que lo dicen veces la velocidad mata, y la gente ni caso, venga a correr. Bajamos disfrutando de las vistas, la lluvia nos ha dado una tregua por lo que decidimos ir a cotillear un rumor de agua de los que nos gustan, de arroyos rápidos saltando juguetones entre las rocas. Llegamos al arroyo llamado de la barranca y el espectáculo es impresionante, toda una postal al mejor estilo Zen o una foto genial de estas de restaurante chino en las que emulan el movimiento del agua. Nos hacemos unas fotos y el cielo vuelve a llorar por lo que damos por concluida esta húmeda jornada de domingo.
Cercedilla es un paraíso que merece la pena visitar con calma y disfrutar de cada uno de sus rincones ya que todos tiene su encanto y hagas la ruta que hagas ninguna te defraudara.