«Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.»
Otro día esplendido de primavera nos ha sorprendido en este mes de enero raro, raro, raro. Para mi esta ruta era el fin de una trilogía fruto de dos rutas previas de investigación por lo que ya solo nos quedaba cerrar el circulo y añadir una ruta más a nuestro repertorio.
Nos juntamos una buena cantidad de buenos amigos en el aparcamiento del Escorial, incluida la asistencia del maestro Tunin para deleitarnos con sus bajadas a saco por sitios que nos pondrían los pelos de punta solo de intentarlo.
Tras esperar que Anguita se preparase, estos madrugones no son buenos para su cuerpo, salimos de la estación del escorial rumbo al monasterio en donde nos esperaba Embarrao, para llegar al monasterio desde la estación hay una buena rampita que nos advierte que sobra ropa, Dios que calor cuando pedaleas y que frío cuando paras. Desde el monasterio salimos del pueblo por la carretera que te lleva a la cruz verde, pero cerca de la ultima casa del pueblo encontramos un paso para adéntranos en el monte y comenzar a subir por terreno a mas acorde a nuestras monturas, bajo pinos por un sendero comenzamos a subir o en mi caso sufrir hasta alcanzar una pista que nos dejara en otro sendero con Z muy divertido que nos hará ganar de nuevo altura, en esta pista y al pasar por un puente, Tunin se sube sobre le muro del puente y lo recorre de forma magistral, pero tiene que perfeccionar la bajada, muy aparatosa para mi gusto. Ya en la pista clásica que nos conduce a las Z empezamos nuestra escalada al Malagón practicando nuestra pericia en cada giro. A mitad de subida Amato que estrena cuadro, parte la cadena y como un rallo Tunin desciende para ponerse manos a la obra y reparar al estilo formula uno. Noe y yo seguimos subiendo a nuestro ritmo, lento pero seguro.
Al final de las Z nos reagrupamos todos y en grupeta subimos hasta coronar el Malagón donde apenas paramos ya que el aire, siempre hace aire en este punto es realmente frío. Amato va pelin tocadillo en la subida pero Noe le ofrece un orejón y hace un efecto maravilloso. En amena charla subimos el tramo que nos dejara en la pista que nos conduce a roblehondo, a lo lejos se ve la sierra de Credos, preciosa y tentadora, Tunin me comenta de una pista entre los aerogeneradores que me encantaría, tomo nota.
Una vez en el punto más alto de la pista, con aire fresquito azotando nuestro rostro y la llanura madrileña a nuestro pies, comenzamos a bajar por la pista, dejando esta por cada trialera que encontramos y a la corta hasta llegar a la carretera de Roblehondo. Aquí nos metemos por la trialera un tanto complicada al principio que nos dejara un fabuloso sendedero que termina en el bar de la cruz verde. En este sendero, como Noe tiene envidia de mi nuevo casco sin visera, ella decide quitar la suya, pero lo hace de una forma un tanto radical, rodando por el suelo, pero bueno sin muchas consecuencias.
Gracias a Vato, es un genio, encontramos como enlazar el bar de la cruz verde con la el sendero de las machotas por el mínimo de carretera, sin apenas perder altura y por un pinar maravilloso muy fácil de rodar.
Vamos bien de tiempo es la una y solo nos queda bajar, así que nos tomamos un respiro en la perderá de antes del sendero y ya con el monasterio en visión tipo postal nos tiramos sendero abajo hasta la valla la cual la sorteamos, otra valla y llegamos a la trialera más alejada de la silla que la mayoría hace de subida, pero como nosotros como somos mas chulos de bajada, así que llegamos a la silla bikepark por el circuitos con saltos que Tunin, Anguita y Raúl disfrutan, mientras el resto nos dejamos el poco aliento que nos queda subiendo por el sendero pegado a la valla que es precioso con pasos muy duros. Paradita en la fuente y de nuevo bajada por un sendero genial también precioso con paso entre rocas digno de inmortalizar en foto.
Llegamos a ermita de la silla y amato a petado su amortiguador por lo que no puede rodar con comodidad, ya solo nos quedan unos senderos hasta la puerta de salida de la silla que tras cruzar la vía del tren y bajar otra trialera pistera con losa divertida nos adentra en el escorial, callejeamos un poco y llegamos a la estación.
Tunin se vuelve a Alcorcón en bici, embarrao prolonga la aventura con un par de senderos, el resto nos despedimos y cada uno a su casita, meno suguss y yo que nos quedamos a comer en el burger para continuar con la sesión de tarde, pero esto ya es otra crónica.
Fotos By Suguss