Podemos pasarnos la vida dejando que el mundo nos diga quiénes somos. Si estamos locos o cuerdos. Si somos santos o adictos al sexo. Héroes o víctimas. Dejando que la historia nos diga si somos buenos o malos. Dejando que nuestro pasado decida nuestro futuro. O podemos decidir por nosotros mismos. Y tal vez nuestro trabajo sea inventar algo mejor.
Chuck Palahniuk
Abro los ojos, solo eso, y puedo ver la claridad del día, un cielo despejado y una luz que poco a poco deja de tener su tono anaranjado reflejado en el edificio de enfrente, estoy cansando, poco motivado y sin ganas de nada. Miro la estación meteorológica y los tres grados exteriores no animan.
Solo me queda el recurso de las voces interiores que me animan a levantarme y salir a disfrutar con la bici. Silencio, no hay voces, no hay ganas, no hay ilusión. Trasteo un rato con el móvil y sin querer doy con uno de los videos motivacionales que demasiado a menudo necesito para ir a trabar, pero es uno que no suelo ver, es como si mi yo del futuro hubiese algún día cargado ese video porque sabría que llegaría un día como este y funciona. Por lo menos me levanta de la cama, me hace prepara el desayuno al final afrontar la gran decisión, Gorda o Flaca.
Con las primera pedaladas me doy cuenta que la falta de tiempo para el mantenimiento de mi equipo deja mucho que desear y las calas de la zapatillas nuevas para la flaca les falta un ajuste para ir cómodo. Hace mucho frio y me comprimo sobre mí mismo, sé que en estos momentos seguramente este pedaleando lo peor de la ruta, la salida desmotivado buscando la menor excusa para darme la vuelta y volver a casa, el frío no lo es, no hace viento por más que lo busco y las piernas comienzan a funcionar, me encuentro bien físicamente pero no de cabeza. Sé que puedo superarlo, y lo encuentro en las figuras de un hombre y una mujer muy estilo Meninas que están a la salida de Leganés, me dibujan una sonrisa, un cortocircuito mental que me anima. Me fijo en los grandes labios vaginales de la mujer y su pezones bien duros acorde con el frio matutino, seguramente por ello su pareja mantiene la dignidad como puede, sonrío. Buenos Días Mundo.
La subida que odio es un repecho divertido y los tres primeros semáforos en rojo no llegan a molestarme tanto como los 20 siguientes, ni perderme por Aluche, ni tener que soportar la amabilidad capitalina de sus habitantes, estoy seguro que algún día seré capaz de encontrarla. Una vez que me encuentro y consigo poner rumbo a Majadahonda comienzo a darme cuenta que el día es precioso, que tengo calor y que adora a mi choni, pedaleo feliz y quiero tomarme el día tranquilo, es mi primera ruta de más de 100 del año y hay que tomárselo con calma. Uno con una Scott me pasa de muy malos modos, luego pedimos respeto, pero el Karma me hace un giño y veo cómo tiene que poner pie en unos metros por una avería mecánica. En Majadohonda dejo las vías rápidas para disfrutar de las rotondas, del tráfico urbano y de una subida en las rozas que si aún no te has despertado la mañana te da los buenos días con dos dígitos porcentuales. El autobús urbano me atosiga un rato, ni yo me puedo quitar, ni él puede pasar y además voy superando la velocidad máxima de la vía, dios que ganas de escribir esto.
Me deshago del bus, de la pestosa vía de servicio de las matas y subiendo hacia Torrelodones puedo disfrutar para mi solito de la vía de servicio al estar cortada por obras, pero que a las bicis las dejan pasar, hasta Torrelodones donde hago una parada para reponer fuerzas.
El tramo entre Torrelodones y Colmenar me gusta en general, mucho más desde el cuartel que es cuando disfrutas de la vía parque, de una bajada muy divertida en la que puedes disfrutar de los alegres cantos de los pajarillos entre rugidos de motos y deportivos. Pero la magia de la pone la sierra nevada de fondo desde varias perspectivas, el puente sobre el Manzanares y las vistas mientras asciendes de la antigua casa de peones camineros con nuestra sierra de fondo.
Una vez que llegas a Colmenar el embrujo de la ruta se rompe, el carril bici es un circuito donde los pros afinan sus motores y escuchas silbidos, gritos, pelotones o pequeñas grupetas pasando rozándote a pesar que vallas rodando por el canto del carril, pero bueno cuando lo usas ya sabes lo que te puedes encontrar. Pero también te encuentras ciclistas, muchas y en días de estos de invierno con sol de primavera puedes rostros tersos con mejillas sonrosadas, féminas que viven el ciclismo con la pasión con que yo lo vivo. Creo que una bicicleta es el mejor complemento que le queda a una mujer.
Como es tarde, muy tarde la mayoría de gente decente está comiendo en sus casas, o disfrutando de una sofá bajo una manta calentita al arrullo de una siesta, solo quedamos pedaleando los lentos, los bikers de mal vivir con bonobici perpetuo.
En la casa de campo mi rodilla izquierda se queja, quiero ir más rápido pero ella no, subo la cadencia, llevo más de 100 kilómetros y salvo algo el culo el resto funciona perfecto. Paso de nuevo junto a mi pareja de menina y menino despelotados, tengo hambre, no estoy para risas y tras tres mini cuestas de risas que en ocasiones me parecen como subir morcuera y canencia llego a casa, feliz de haber completado bien la primera de 100 km del año con 1200 metros de ascensión acumulada, pero feliz de haber vencido a la pereza, de haber sacado ganas de youtube.
Un historiador inglés Arnold Joseph Toynbee dijo La apatía puede ser superada por el entusiasmo, y el entusiasmo sólo puede ser despertado por dos cosas: en primer lugar, un ideal, que la imaginación tome por asalto, y en segundo lugar, un plan inteligible para llevar a la práctica ese ideal.