Dadme un estío más, oh poderosas, y un otoño, que avive mis canciones, y así, mi corazón, del dulce juego saciado, morirá gustosamente.
Friedrich Hölderlin
La primavera le está gastando una broma al invierno y otoño la ha dejado reinar por unos días. Las mañanas son otoñales pero los medios días son de primavera soleada y cielos limpios de nubes.
Hemos aparcado en Robledo Chavela para que Dani me enseñe una jornada de exploración que realizo en verano y le encanto. Para ello salimos de Robledo por la carretera que tanto me gusta por la carretera de Fresnedillas y es que como dice Dani estos malos tragos hay tomarlos al principio cuando las fuerzas del desayuno aún alimentan las calderas de nuestras piernas.
Los ruidos de su bici subiendo le están volviendo loco y ya no sabe que tocar, en el alto ajusta el tornillo de la tija mientras me deleito con las maravillosas vistas y la entrada de la trialera que baje en la Ávila Majadahonda. Hemos tenido suerte hoy la niebla ha quedado a modo meramente decorativo. Fresnedillas nos regala otra cuesta de las divertidas de las que te hacen reír, pero es corta aún tenemos mucho humor en nuestro pedaleo. La zona comienza a oler a presierra y las montañas se nos muestran de frente, hay poco tráfico y el recorrido da para charla. Le cuento a Dani que he encontrado una página con precios muy competitivos Bikester.es ya que necesito comprarme unas buenas zapatillas para los próximos retos que quiero afrontar el próximo año.
Pronto las machotas nos indican que tocan cuestas y a la entrada de Zarzalejo cuando paramos en la fuente para llenar el bidón me encuentro con Clemente, un vecino de Alcorcón al que las pasadas navidades un coche se lo llevó por delante mientras montaba en bici. Me alegro mucho de verle y sobre todo poder verle sobre una bici disfrutando de nuestra pasión, las dos ruedas.
Nos despedimos el regresa para Alcorcón y nosotros comenzamos la ascensión a la Cruz Verde, un puerto de motores que siempre he subido con la de montaña por las duros caminos que se alejan de la carretera y nunca había subido con la flaca. El puerto desde Zarzalejo es increíble, por el paisaje que se va dibujando con las montañas de Gredos al fondo y por como la carretera va reptando por la ladera hasta coronar sin sufrir mucho, un puerto muy cómodo y divertido. Pero lo que yo no sabía es que una vez que coronas si continuas hasta la zona de Peguerinos el puerto no se acaba y continua la subida hasta coronar el alto de la paradilla, dejo su altimetría creada por los compañeros de 39×28 altimetrías, la cual me dejo pendiente para coronar este “Portalet madrileño”.
En el cruce dejamos a un lado la ascensión hasta Robledondo para tras un buen descenso tirarnos hacia la Estación donde empezaremos la segunda subida del día hasta Hoyo de la Guija donde te sumerges en carreteras secundarias que dado el buen tiempo están repletas de gente buscando setas pero el tráfico no es agobiante y se dejan rodar con una gran sensación de seguridad. Tras un breve y divertido descenso nos toca de nuevo subir un poco hasta la Naves del Marques, pero la verdad es que son de estas subidas en las que el paisaje te hace de calmante y cuando te quieres dar cuenta estas arriba, será que miro poco el GPS y por eso voy tan lento.
Una vez que superas las Naves del Marques y cuesta de la risa para alcanzar la rotonda que te saca del pueblo y rodar por una carretera incomoda por el tráfico pero que te deja en una carretera maravillosa que seguramente fuese antiguamente una pista y te permite rodar por un pinar maravilloso, en un entorno increíble en donde nos cruzamos hasta con un rebaño de cabras. Esta carretera es otra que me apunto para subirla ya que es una maravilla.
El regalo de Dani en forma de carretera fantástica termina la conocida carretera a Valdemaqueda y su recorrido pestoso que odio hasta Robledo donde nos aguarda una cerveza para celebrar una gran ruta que sin lugar a dudas es de las poner en el calendario para repetir todos los años con el plus de subir Abantos que ya la va a dejar como un buen señor rutón.
Luis Sepúlveda dijo Fue el descubrimiento más importante de toda su vida. Sabía leer. Era poseedor del antídoto contra el ponzoñoso veneno de la vejez. Para Dani el rodar una ruta desconocida y rodar por primera vez por una carretera maravillosa que la saco de un mapa ha sido el antídoto para explorar nuevas rutas, ahora sabe leer las líneas que nos conducen hacia la felicidad bikera.
Me encantan esas carreteras, y lo bien que lo describes todo.
Un saludo desde Cádiz.
En nuestro blog, a veces, ponemos algo de bici:
http://isabelcaceres-caminosycaos.blogspot.com.es/
Un saludo, y gracias. (Fran)
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