Un hombre que ha quemado todas sus opciones no se puede permitir el lujo de cambiar su camino. Él tiene que sacar provecho de todo lo que se ha ido, y no puede permitirse el lujo de admitir que cada día de su vida lo lleva cada vez más a un callejón sin salida.
Hunter S. Thompson
Hacía muchos años que no volvía a pisar tierras extremeñas, recuerdo que la primera vez fue una escapada en Abril o Mayo con todo el valle del Jerte en flor, las cumbres de Gredos blancas y el verde ere el color de moda en las praderas. En esta ocasión me acompaña JJ que también necesita tomar aire para romper con su rutina diaria.
Cuando llegamos a Jaraíz de Vera hace calor, pero nuestras piernas y nuestras ganas de rodar por carreteras inhóspitas para nosotros pueden con unos cuantos grados de más. Empezamos bajando pero pronto la subida a Cuacos de Yuste y al monasterio de Yuste donde se retiró Carlos V nos empiezan a poner las piernas en sintonía con estas carreteras.
Recuerdo el paisaje en verde precioso de esta zona con su garganta en pleno apogeo y siento nostalgia de aquella escapada, los comienzos de la primera tienen un encanto a despertar de la vida que le da un encanto especial al entorno, ahora toca decadencia, el estío ha teñido de marrón las praderas y las ventanas abiertas han apagado las chimeneas que daban ese toque especial al paisaje envuelto en brumas mañaneras. Se agradece el aire al descender, el paisaje a modo de balcón sobre Garganta de la Olla vigilado por la estampa de la serrana de la Vera es una delicia. Una lástima que la garganta al igual que posteriormente la cascada apenas bajasen con agua, pero sin duda esta ruta a comienzos de la primavera tiene que resultar espectacular.
Dejamos atrás Garganta de la olla para comenzar a subir el puerto del Piornal, una de estas ascensiones que quería hacer mucho antes de tener un bicicleta de carretera, creo que es inútil luchar contra el destino y sonrío cuando recuerdo en cada curva cerrada cuando hace años pensaba, subir esto en flaca tiene que estar muy chulo. La ascensión muy bonita, pero la escasa sombra y el agobiante calor me pasan factura, claro si le sumas mi ritmo patético subiendo hace que se me atragante sobremanera y eso que no tiene grandes porcentajes.
En el pueblo del Piornal recargamos los bidones de agua, fría y deliciosa, todas las fuentes tendrían que ser como las de esta zona o como las de Valsain, donde el agua con un buen trago largo te refresca. Reponemos fuerzas y disfrutamos del Balcón del Valle, probablemente una de los mejores sitios para disfrutar de la maravilla de la floración del cerezo.
Como no podía ser de otra forma en la bajada y ya que los cerezos las tenemos en la misma cuneta no podemos por menos que degustarlas y nos quedamos alucinados de lo ricas que están según las comes del árbol.
Esta peña incursión por el valle del Jerte nos deja subiendo el puerto del Rabanillo que para ser el único que tenía cartel en su cima resulto ser el más sencillo. Ya que para volver a Jaraíz de la vera nos tocaba remontar de nuevo el puerto del Piornal pero por otra cara y esta si resulto dura con algunos tramos al 12% de pendiente que nos dejó las piernas temblando.
La bajada hasta Jaraíz es rápida, divertida y con buenas vistas para deleitarte entre curva y curva de la carretera o cuando en pleno éxtasis de bajada te regala un repecho para que no te quedes frío, esta zona es lo que tiene.
Terminamos la ruta en una terracita, con un refresco bien frio y un buen bocata de tortilla casera con un pan delicioso. Markus Zusak un escritor y novelista austriaco autor de la ladrona de libros dijo No es gran cosa, pero supongo que es cierto eso de que las grandes cosas no son más que pequeñas cosas en las que uno se fija. De esto te das cuenta tras una ruta sentado en la terraza de un bar en la que no has subidos grandes puertos míticos pero has compartido una buena mañana con un buen amigo.