Cada dificultad es una oportunidad que la vida te da para tu personal desarrollo. Si logras aceptar este enfoque, cada dificultad fácilmente superada será, y tú más crecido estarás.
Norman Vincent Peale
Cada vez tengo menos tiempo para dedicarle al blog y un montón de apuntes para las crónicas que quiero compartir con vosotros. Como me falta un día para completar mi viaje con Jorge a Valencia, este es el episodio que falta.
Dormir en una cama te hace ver la mañana de otra forma, por fin hemos descansado bien después de dos días de duras jornadas con la bici y nos toca afrontar un buen reto, llegar a Valencia antes de que salga el tren. El tiempo lo tenemos justo, demasiado justo para la cantidad de incidentes que nos están pasando en este viaje y que de repetirse no lo conseguiremos llegar a tiempo. No tenemos un track claro para llegar a Valencia y tenemos que navegar con los móviles hasta llegar a Chiva donde retomaremos el track del infernal que no deja una cuesta sin subir, la ventaja que es tirando hacia abajo.
Para desayunar nos toca de nuevo pinchazo de rueda delantera de Jorge, es un pinchazo lento por lo que decide meterle aire y ver lo que aguanta. Nos ponemos en marcha y antes de salir de Requena avería gorda en mi freno delantero, me he quedado sin pastillas y el muelle que las separa se ha doblado la patilla, conseguimos chapucear la pieza para seguir tirando pero literalmente voy sin frenos ya que al trasero le queda medio viaje, mal empezamos para ir justos de tiempo y en mi cabeza solo hay un pensamiento vamos al tren. Pero Jorge es más optimista y me anima a seguir. Sin apenas freno rodamos por la vía de servicio de la A-3 viendo como una avioneta hace prácticas de aproximación y aterrizaje en el aeródromo. Pronto nos toca desviarnos hasta la localidad de Siete Aguas disfrutando la única subida algo dura del día y viendo lo cerdos que son los organizadores de una marcha al dejar como han dejado parte del recorrido lleno de porquería de la marcha o carrera realizada el día anterior.
Veo con un poco de pena la sierra a lo lejos y pienso lo genial que hubiese sido haber podido llegar el día anterior al embalse donde queríamos dormir y la bajada espectacular hasta Chiva, pero nos toca carretera y bajar por la antigua nacional III que tiene una buena inclinación y yo sin frenos, a este ritmo llegamos a valencia y nos sobra tiempo para un bañito.
Pero al llegar a Bunol en lugar de tomatina nos perdemos y para colmo nuevo pinchazo de Jorge en la rueda trasera, el tiempo que habíamos ganado en la bajada lo volvemos a perder.
Por suerte Chiva no esta lejos y por caminos de servicio llegamos en periquete hasta dar con el track que esta vez si podemos ver en nuestros GPS y poder guiarnos sin problemas. Los tiempo de paso que nos hemos puesto los vamos cumpliendo, paramos para comprar pan y al salir la rueda delantera de pinchazo lento de Jorge se transforma en pinchazo Express, la repara rápido pero en apenas unos metros de nuevo en el suelo por culpa de los parches que autoadhesivos que se despegan, ponemos una cámara nueva y cruzamos los dedos, estamos en tiempo pero si pinchamos de nuevo o mis frenos dicen basta perdemos el tren.
El track que seguimos es una delicia, rodamos por pistas y vías de servicio con poco o tráfico nulo. El paisaje es ya de urbanizaciones, campos de cultivo y alguna cantera impresionante que nos sorprende.
El calor empieza a apretar cuando entramos en las poblaciones que están pegadas a valencia. El Río Turia nos sale al encuentro y por una vía muy bien acondicionada entramos en Manises. Un ciclista magullado esta siendo atendido por un equipo de la cruz roja, bueno el no que ha pasado por las vendas, su bicicleta que vemos como la ponen esparadrapo, increíble.
Por suerte no tenemos problemas para encontrar la estación y llegamos con unos 40 minutos de antelación a la salida del tren, reto superado a pesar de lo difícil que nos lo ha puesto esta ruta. Y esta vez si puedo decir que si no es por Jorge y su optimismo no hubiese salido de Requena o me hubiese quedado en Chiva.
Como dijo Rabindranath Tagore, Tengo mi propia versión del optimismo. Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente.