“Ella se consideraba a sí misma como un cometa navegando en el viento y, asustada de su propio motín interior, cedía a veces a la tentación de pensar en alguien que pusiera freno a sus impulsos; pero esos estados de ánimo le duraban poco. Cuando meditaba en su futuro se tornaba melancólica, por eso prefería vivir desaforada mientras le fuera posible.”
Isabel Allende
Tras un larga temporada sin salir con la choni esta vez la tocaba a ella disfrutar de una buena ruta, mi ánimo a decaído en los últimos días y me siento como la cometa, ahora toca de nuevo tensar el hilo y luchar contra el viento, mantenerme en lo alto e intentar afrontar el soplao que ya se huele en el ambiente. Además no podía rechazar una invitación a flaquear con Néstor y Uke por tierras abulenses junto con Dani que se unió a última hora.
Llego como siempre tarde, mis compañeros ya están listos y me apresuro en bajar la bici, calzarme las zapatillas, el casco y listo para una buena jornada de bici. La mañana es fresca y las primeras pedaladas son un mar de dudas sobre la elección correcta de la ropa, los ciclistas si somos conscientes de lo duro que es ser mujer a la hora de elegir que trapito ponerse, pero no hay nada mejor que una pequeña cuesta llamada arrebatacapas para entrar en calor. Como siempre me cuesta pero esta vez no noto buenas sensaciones, no tengo ritmo de subida, como si lo hubiese tenido alguna vez, pero no voy. Me descuelgo tanto de Néstor como de Dani y me cuesta un triunfo que no me saquen distancia, 15 días montando con la de MTB se notan. Pero el día es fantástico, el paisaje una delicia y estoy haciendo lo que más me gusta pedalear, sufrir en las cuestas y eso me motiva para seguir el ritmo a Dani que la única rueda que puedo seguir.
En el empalme nos espera Uke y le pido que tiren ellos que no les quiero retrasar, breve descanso para aligerar peso y nos bajada hacia San Bartolomé de Pinares desde donde me esta llamando Néstor para decirme que de vamos juntos que me deje de tonterías y juntos comenzamos la subida desde el Herradón para coronar el alto del Boquerón 1.315 metros de vistas increíbles y subida entretenida con el puerto del mediano al fondo como reto para cuando las piernas tengan más kilómetros. Me ha encantado este puerto que en apenas dos semanas lo he bajado con la de MTB, sendero espectacular y lo he subido con la flaca, tráfico escaso y subida increíblemente bonita. Tras coronar el puerto, rápida bajada hacia Ávila sin mucha complicación salvo el sortear a un mastín escuálido que en mitad de la carretera se quedo sin saber a cual de los cuatro comerse y quitando a Uke que esta en forma el resto tenemos bien de carne para rebañar los huesitos.
Por el Borde de Ávila enlazamos con la AV-900 que nos subirá hacia el puerto de Navalmoral, tercer puerto del día que no se hizo tan duro gracias al pinchazo del día patrocinado por Néstor que nos dio un respiro y tiempo para reponer fuerzas. La subida de este puerto es sencilla, no es dura al ser muy tendida y voy de más amenos hasta encontrarme genial en los metros finales. El paisaje en cumbre es alucinante, montañoso, con la ermita de San Cristóbal y su fuente de agua helada, las antenas de cima y una bajada rápida y espectacular a nuestro pies que no disfrutamos del todo por un viento traicionero que la hacia peligrosa. Desde la Cumbre Uke nos había dicho que hasta Cebreros era una larga bajada medio llaneo, pero creo que se le olvido la ligera cuesta antes de San Juan de la Nava, pero se le perdona por lo divertido del recorrido y el disfrutes de unas carreteras sin apenas tráfico.
Desde San Juan de la Nava nos queda mucha bajada tranquila y disfrutar del Embalse del Burguillo que esta como nunca gracias a este invierno lluvioso. La AV-504 nos dejara en Cebreros tras recorrer una kilómetros la base del cerro de la Guija de Rengué con una vistas espectaculares de la comarca y del pueblo. Quiero dar las Gracias a Uke por enseñarme una ruta que repetiré en varias ocasiones porque es genial, y a su paciencia junto con la de Néstor y Dani. Que ya lo dijo Fray Luis de Granada A los que tienen paciencia, las perdidas se les convierten en ganancias, los trabajos en merecimientos y las batallas en coronas. Y este año los cuatro tenemos lo nuestro.