“Arquitectura es cuestión de armonías, una pura creación del espíritu. Empleando piedra, madera, hormigón, se construyen casas, palacios; eso es construcción: el ingeniero trabajando; pero en un instante, tocas mi corazón, me haces bien, me siento feliz y digo: esto es hermoso, esto es arquitectura, el arte entra en mí.”
Le Corbusier
En este viaje he conseguido hacer realidad otra de mis ilusiones viajeras y es la de abrir la tienda y disfrutar de un paisaje de postal frente a mí, tal vez lo más bonito que un hombre puede disfrutar después de un beso de buenos días recién levantado.
Y lo disfrute, lo deguste, grabándolo en la memoria para poder visualizarlo a diario cuando me cuesta un mundo dar el primer paso del día. El tiempo que estamos disfrutando es maravilloso, hubiésemos firmado un tiempo peor del que estamos disfrutando sin dudarlo al llegar a Noruega, pero hemos sido agraciados con la mejor faceta del verano noruego y los cielos azules se nos presentan como un regalo divino.
Nos toca jornada de coche, volver hacia nuestras queridas montañas y dejar la costa, lo que nos va a suponer unos cuantos ferrys y disfrutar del túnel de carretera más largo del mundo el de Laerdal con24,5 kmde longitud. Un túnel que pose tres grandes cavernas iluminadas a modo de luz natural como de un azul “tímido” que según expresión de Samuel parecía más un club de carretera que un área antistress, pero la verdad que es toda una experiencia y la disfrutamos.
El objetivo de esta jornada era sin duda la visita a la ciudad de Bergen, una de las más lluviosas del mundo, Una broma común que se cuenta en la ciudad es una sobre un turista preguntándole a un niño si en alguna ocasión para de llover. «No lo sé,» responde el niño, «sólo tengo 12 años. Lo cierto es que nosotros nos encontramos a un español que llevaba un mes en Bergen trabajando y era el primer día que no le llovía. Gracias a este compatriota cumplimos otro de los objetivos del viaje que era probar la carne de ballena, algo prohibitivo para nuestro bolsillos si no llega a ser por el, y la verdad que si bien probamos una porción equivalente a la uña de un dedo gordo nos apasiono, estaba deliciosa. La probamos ahumada y después un poco de salmón marinado que fue toda una delicia también.
Lo que más nos gusto de Bergen fue su barrio antiguo, totalmente en madera toda una joya en la ciudad que nadie puede perderse si visita esta ciudad, en una de las tiendas donde Jaime compro un regalito a una persona especial para el dueño nos contó que el trabajaba aquí unos meses para conseguir dinero y pasar el resto del año en Málaga, estos noruegos no son tontos.
También nos encontramos al díos de los perroflauta, un ser que al verlo me lleno de energía positiva y casi lo venero, un tipo peculiar con sus rastas, su esterilla de lona al hombro junto con una pequeña mochila de tela blanca y su camiseta de free Tíbet, me impacto.
Dejamos atrás Bergen poniendo rumbo hacia las montañas, seguimos sorteando fiordos y disfrutando de cascadas mientras en el horizonte podemos ver difuminadas las montañas.
Nos alojamos en un camping cerca de Voss, mientras Samuel y Jaime se meten un subidón de escándalo por una estación de Ski yo me quedo en el campamento disfrutando de una buena ducha, un momento de relax para escribir y leer con un lago precioso de fondo, que pocas voces unos disfruta de unos momentos así como bien nos dejo dicho Doménico Cieri Advertir la vida mientras se vive, alcanzar a vislumbrar su implacable grandeza, disfrutar del tiempo y de las personas que lo habitan, celebrar la vida y el sueño de vivir, ése es su arte.