Soy un militante incorregible del optimismo. Para no ser un estúpido, el optimista debe saber que el mundo puede ser un sitio muy triste. Sólo un pesimista encuentra cada día lo más nuevo. ¿Puede un hombre sensato darse el lujo de ser pesimista? Eso era un lujo para tiempos menos complicados.
Peter Ustinov
El sol apenas calienta los tonos ocres de primera hora sobre los agónicos pastos del sur dejando una estampa maravillosa con nuestro objetivo del día al fondo. Son las 7:30 de la mañana y pedaleo junto con Jose, alias Suguss, rumbo al alto de las Guarramillas o como vulgar mente se le conoce como Bola del Mundo. Una ruta que como tantas otras se me ha metido en la cabeza, a Jose también le llama, es un reto que en el último intento se quedaron muchos en el camino. Esta vez no lo hemos publicado, la hacemos en familia para ver el recorrido y hacer el experimento con gaseosa.
El verdor de Boadilla nos hace disfrutar de un entorno que tenemos poco valorado para lo cerca que nos queda de casa y prometemos volver en nuestras escapadas semanales, el sol va alegrando con su calor la marcha mientras Boadilla despereza a nuestro alrededor, los ricos también madrugan aunque sea para golpear su pelotita de Golf.
A ritmo constante sin alardes vamos tejiendo los kilómetros de un sueño, de una idea , de una ilusión que pensamos podemos conseguir pero aún la vemos muy lejos apenas perceptible. Pasamos junto a un gran perro que dormita en mitad del camino, no abre ni los ojos al acercarnos a pesar de pasarle casi rozando. El camino nos invita a coger velocidad pero los inmensos surcos que lo cruzan nos obligan a ir buscando la trazada perfecta para no dar con nuestros huesos en el suelo.
Dejamos atrás Villanueva del Pardillo para afrontar un primer test de subidas, la urbanización de las cuestas no recibe su nombre por ser precisamente llana, uno de los tramos cronometrados del Festibike se realiza en sus calles que nos toca subir. Logramos coronar con existo la urbanización, mi rodilla responde y no siento molestias lo que es buena señal. Las vistas desde este punto son dignas de una parada y dedicar un par de minutos a contemplar la llanura sureña y recobrar el aliento en mi caso. Toda subida siempre regala una bajada y la nuestra nos dejará en Colmenarejo, pueblo generoso que nos regalara unas cuantas subidas de esas divertidas que tanto nos gustan a los ciclistas, pero se lo perdonamos por el sendero de bajada con unas vistas maravillosas al embalse de Valmayor que nos hacen pasar un buen momento.
Frente al colegio tomamos la pista que nos conducirá hacia Villalba, el colegio esta en fiestas y suena por los altavoces música clásica, que mal royo, daba la sensación que pedaleábamos hacia al patíbulo.
La pista sin ser muy pendiente te saca un buen color de cara, pero gracias a la fuente de la ermita del cerrillo todo sofoco se pasa con un padre nuestro y un buen trago de agua fresca. Bajada por la vía pecuaria y cruzamos el polígono de Villalba no sin ser casi atropellados por una borde, y eso que rodamos por un carril bici y cruzamos por un paso de cebra.
Villalba para nuestras piernas es el adiós a las subidas tendidas y las buenas pistas. Alpedrete es la puerta de la sierra, de las trialeras en subida, de las sendas y de las piedras que nos dejarán frente a collado mediano pero como no se nos ha perdido nada en el pueblo decidimos no malgastar fuerzas rodando un par de kilómetros por carretera ya que el sendero dela Renault nos mermaría unas fuerzas que en mi caso no sobran.
Por la urbanización que hay frente a la serranía de la paloma alcanzamos la presa de Navacerrada y justo al entrar en ella veo como mi rueda delantera pierde aire, dándonos el tiempo justo para llegar bajo los pinos y tras comer un poco reparar el pinchazo.
La presa presenta un aspecto imponente, jamás había rodado con tanto nivel de agua lo que hace que las sendas estén embarradas cuando no bajo las aguas como los puentes para sortear las zonas encharcadas de costumbre. Como no podemos cruzar por donde siempre nos buscamos unas rocas para sortear el arroyo, una mujer se cachondea de nosotros mientras llama a su hijo “.. ven mira como cruzan los ciclistas y como se van a caer” estoy seguro que era medio bruja pues nada más decirlo Jose resbala y cae sobre su bici en el barro ya que cargaba para no mancharla. Tras ver que Jose esta bien y se contiene de dar un baño de lodo a la señora que huye del lugar por gafe, decidimos dejar la presa y continuar nuestro viaje por el pueblo de Navacerrada que dado la hora nos lo encontramos con las terrazas repletas disfrutando de los aperitivos. Otro tramo de carretera nos saca del pueblo y nos dejara en la fonda Real en donde retomamos la pista y nos encontramos con Nanotron y compañía que terminan su ruta serrana. Breve charla y continuamos ascendiendo. Pero mi cara ha cambiado y comienzo sentir la sombra de la petación rondando mis piernas.
Jose me sorprende con su propuesta de hacer el sendero a pesar que ello nos oblige a empujar la bici unos metros ladera arriba, me gusta esa senda y la hacemos. No la disfruto ya que mis fuerzas comienzan a resentirse, veo que el calvario va a hacer honor a su nombre en mi. Con las primeras rampas duras decido poner pie a tierra y en las zonas técnicas ni lo intento, voy andando más que montado y cuando me monto apenas puedo marcar velocidad en el cuenta reflejando un0,0 Km/h, lo que yo he bautizado como la velocidad absurda.
En uno de los descansos mientras intento meter glucosa al cuerpo Jose se ríe y me suelta la frase de la jornada “…¿ tu eres la segunda vez que haces esto verdad ?, pues esta claro que eres más tonto que yo” y que razón tiene, pero bueno tanbien dijo una vez Woody Allen La única manera de ser feliz es que te guste sufrir.
El calvario es para mi un infierno, apenas tengo fuerza para subir los escalones y me arrastro hacía la fuente donde me espera Jose. Unos nubarrones tremendos amenazan tormenta, no tengo fuerzas ni para coger agua y le pido a Jose que continúe el, que yo le esperare en el puerto que no puedo ni con mi alma. Le hace ilusión coronar y no puedo ser un lastre en su ascensión. Mientras el parte hacía la gloría yo lleno de agua mi bolsa y me tomo un chupito de glucosa. Las rampas que me quedan hasta coronar se me hacen durísimas y las subo como noqueado. Al llegar al puerto el cielo se cierra y comienza a chispear, dura poco, a penas unos segundos cuando de nuevo una bocana de sol se abre paso entre las nubes, frente a la cruz roja veo una soportal donde parar a morir tranquilamente pero cuando voy soltar la cala vuelven a sonar en mi cabeza las voces, esas que me conducen a hacer las mayores locuras y no me dejan vivir tranquilo.
¿ No te vas a parar ahora gordito? Ya puedes mover el culo y morir en la rampa antes que agonizar la derrota tirado en la base de la bola. Miro hacia arriba y veo la primera rampa, quiero morir, pero noto como si me hubiesen cambiado las piernas, los geles comienzan a funcionar y me voy sintiendo mejor, a mitad de la rampa pongo pie a tierra y empujo hasta que la inclinación me deja volver a montarme, la siguiente curva es criminal pero bloqueo todo y en pie sobre la bici me retuerzo para negociar un giro que te desarma los riñones, veo a Jose a lo lejos ascender a ritmo lento, muy lento, no va bien pero sube. La bola es generosa y si superas sus dos primeras pruebas de fe te deja un rato tranquilo, siempre en subida dura pero se deja querer, alterno la velocidad absurda con mis cuatro kilómetros hora de velocidad punta. La rodilla comienza a decir basta, duele, pero las voces vuelven, mira la cima, casi la puedes tocar, déjalo, pero algún día te preguntaras si podrías haber llegado.
Me odio a mi mismo por hacer lo que hago, odio montar en bici y odio esta absurda ruta, que me esta dejando exhausto. Jose me llama desde la cima para preguntarme si me espera, dejo de mirar el hormigón y le respondo mirando hacia el repetidor con un Sí.
La gente que me cruzo me anima, le digo a uno que hay que estar gilipollas para subir hasta aquí en bici y me responde con un “.. Si pero mola”. Me niego a bajarme de la bici en los últimos metros, tal vez los más duros, voy sin velocidad solo en equilibrio y ante la bola me dejo caer, tumbándome en el suelo y jurando que jamás volveré a repetir esta ruta. Hace frío, me pongo el chaleco y comienza a chispear sucediéndole el granizo. Pienso jodete, esta vez no has podido, ya nos puedes tirar piedras, nos hacemos una foto, la del triunfo, la de la victoria, la del orgullo de haber culminado un proyecto haciéndolo realidad con todas tus fuerzas hasta la extenuación. Para muchos será una tontería, para otros más fuertes y mejor preparados no será para tanto, pero para mí, por como estoy físicamente y mis dolores ha sido mi dosis de gloría tal y como diría Honoré de Balzac La gloria es un veneno que hay que tomar en pequeñas dosis.
Qué fenómeno.
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Para cuando el canal de castilla que le tengo ganas otra vez …
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… jajajajaja no me lo creo.
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Una vez nos encontramos en un camino y sin conocerte te reconocí. Te dije que me sabía tu vida. Sigo leyéndote así que no te bajes de la bici.
Buena crónica y joder qué ruta
PS. Muy bueno esode que ya me puedes tirar piedras que es lo único que te queda
un saludo javi
Juan
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