“Conozco los secretos del alma del paisaje, y sé lo que entristece, y sé lo que consuela, y el viento traicionero y el bárbaro oleaje conocen la invencible firmeza de mi vela.”
Francisco Villaespesa
Cuando emprendes un viaje siempre miras el tiempo y deseas que este sea calido, que el sol dibuje tu silueta en el camino y el viento sea un aliado que te empuje con cada pedalada que le robas al camino. Claro que cuando el pronóstico del tiempo lo que te muestra es todo lo contrario, uno cambia el viaje por la aventura. Hablo con mi primo y el esta dispuesto a rodar bajo la lluvia y a rodar bajo las condiciones que el destino nos ponga por delante. Tiene razón entramos en un periodo o que te amoldas a las circunstancias meteorológicas afrontándolas con tu mejor sonrisa o te encierras en casa hasta Abril o Mayo.
La vida o es una aventura atrevida o no es nada, como dijo Helen Keller y por eso decidimos ir a recorrer el canal de castilla en otoño con dos fuertes Borrascas correteando entre nosotros.
Cada vez que planifico algo y sale como tengo pensado una gran sonrisa de satisfacción ilumina mi cara. Fui capaz de cuadrar al minuto, el viaje para que según ponemos un píe en el tren anuncien por megafonía su salida. El tren es de los modernos, de eso que tiene una pegatina con una bici en la puerta un gran espacio para poder dejarlas y viajar tranquilo sin que molesten a nadie. En esta ocasión compartimos viaje con un vallisoletano que usa la bici como medio de transporte para su trabajo, es fotógrafo de la diputación y tiene que sacar fotos de las actividades deportivas que van a tener lugar en Palencia, tras su jornada laboral regresara en bici a Valladolid por el canal. Durante el trayecto vemos como los campos están saturados de agua y grandes charcos brillan por los caminos cuando algún rayo de sol se escapa entre las nubes.
Llegamos puntuales a Alar del Rey y según ponemos pie a tierra también lo hacen las primeras gotas de agua del día, Borja y yo nos miramos, sabíamos que iba a llover. Nos ajustamos el equipo, damos unas pedaladas y decidimos entrar en un bar para tomar algo caliente antes de empezar a pedalear. El bar esta frente a la estación, mientras nos tomamos unos cafés calentitos los lugareños nos informan de lo que tenemos que ver, pero no se ponen de acuerdo, la mujer nos manda por las vías a las cuevas de los presos y el hombre por el barrio del “chocho” para ver la toma del canal. Su discusión es en balde, esta claro que ese barrio hay que verlo.
La toma del canal es una gran lengua de agua que regula el Caudal de este, sus orillas doradas de otoño y la calma del lugar tan solo interrumpida por alguna que otra gota de agua invitan a quedarse a disfrutar del entorno.
Pero tenemos que partir, los informes que hemos contrastado sobre el tiempo con mapas nos dan una tregua de escasa cantidad de agua hasta las seis de la tarde por lo que tenemos que llegar a Frómista antes de esa hora.
El suelo esta compacto, muy húmedo pero sin barro lo que nos permite rodar con soltura disfrutando los primero metros del nacimiento del Canal de castilla y su primera exclusa.
El Canal luce sus mejores galas otoñales, el ocre luce por todas partes engalanando los alisos, olmos y chopos que pueblan los pequeños bosques de esta zona. Todo un mundo de sensaciones nos hace sentir vivos con cada pedalada, cada bocanada de aire o parpadeo. La ropa térmica comienza a mantenernos calientes, el aire frío te despeja y el hedor de la hojarasca que se pudre junto a las negruzcas plantas estivales marca el comienzo de una estación. Vamos disfrutando de cada giro que da el canal, para mi es todo un contraste de sensaciones, en mi recuerdo guardo las imágenes de cuando lo rodé en primavera y el verde intenso era el protagonista junto a una capa blanquecina de polen que cubría todo el suelo, el sonido de los pájaros y la calma absoluta del agua reflejando un cielo azul inmenso han dado paso a un silencio sepulcral en las copas de los árboles zarandeados por el viento y a un canal que se deja escuchar levemente la romper diminutas olas en las orillas.
La lluvia arrecia y unas viejas edificaciones nos sirven de refugio para tomar algo sólido. Tras el descanso, nos toca seguir pedaleando bajo la lluvia, pero esta vez se le ha unido un fuerte viento que apenas nos deja coger velocidad. El Terreno también ha dejado de drenar y la ruedas comienzan por tramos a hundirse engordando el nuestras cubiertas de barro.
Sobre el kilómetro 30 la lucha que tenemos contra los elementos es encarnizada llegando a rodar a 9 kilómetros a la hora en terreno llano con ligera bajada dado lo fuerte del viento y lo pegajoso del camino. En bicicleta hay dos cosas que odio, el viento y el barro. No puedo con ellas y están mermando mi moral, poco a poco me voy viniendo abajo, no consigo un ritmo de pedaleo y veo que los kilómetros pasan eternos por la pantalla del GPS. Hacemos pequeñas pausas, lo estoy pasando francamente mal, hacía años que sentía esta sensación en una ruta y entiendo como Suguss sufrió lo mismo que yo ahora por el barro, el por el calor.
Me acuerdo de Pantani y el odio que le tiene a este recorrido, le digo a Borja que para mi es la segunda y última vez que lo recorro. La naturaleza me da una tregua y deja de llover regalándonos de vez en cuando algunos rayos de sol, ha retirado parte de sus tropas pero sigue castigándonos con su peor arma el viento.
Los paneles nos anuncian Frómista a algo menso de 10 kilómetros, ya estamos secos pero con kilos de barro sobre nuestras bicicletas, el canal se muestra bello, dejándonos estampas maravillosas, tengo sentimientos encontrados de amor odio a un recorrido que me esta pasando factura y haciendo ver lo abandonada que he dejado la bicicleta este año.
Nos acercamos a Frómista uniéndonos al camino de santiago, el camino esta más arreglado y podemos rodar alegres, toda una montaña de boniatos se alza junto al camino. Hacemos las fotos de rigor en la esclusa tal vez más famosa del canal y vamos en busca del hostal que tenemos reservado. Mila, la hostelera es un encanto de señora, según nos ve llenos de barro llama a su marido y nos conducen hasta una garaje que tienen para limpiar las bicis de barro antes de dejarlas en la cochera. El trato, las instalaciones y el ambiente de este hostal hace que te sientas en casa.
Mientras nos duchamos comienza a llover de nuevo, vuelta por el pueblo y buena cena.
Borja y yo valoramos la situación y decidimos no continuar hasta Valladolid ya que nos dicen el camino está mucho más embarrado en estos tramos hasta Palencia y damos fe por lo que vimos el día anterior desde el tren.
Como no tenemos que madrugar para volver a Valladolid nos tomamos un cervecita y a la cama.
El canal en Otoño es altamente recomendable, más espectacular que en primavera para mi gusto, eso sí buscar días fríos y soleados en los que la luz saque el dorado espíritu del canal y el firme este duro para poder rodar placidamente, el viento se lo dejamos al destino que a fin de cuentas es el que nos empuja a vivir estas aventuras y si ha de soplar que sea como dijo Vicente Gaos ¿Hacia dónde vamos? Vamos hacia el sueño… ¿De dónde venimos? Venimos del sueño… Como las olas, como los vientos….
Track de la ruta
Recomendación:
Para cenar Hotel Restaurante San Martin
Nuestro «querido» canal.Yo prometo volver,tengo una espinita clavada.De nuevo,y como cada semana,enhorabuena por esta maravillosa historia.
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Que difícil me lo pones amigo Samuel
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Hola alakan, no se quien eres pero hoy por casualidad he visitado tu Blog,porque hemos estado mi marido y yo paseando por el canal hasta Piña de entrenamiento para hacer el camino de santiago.Y que ilusión me ha hecho aparecer en tu blog del 2010 cuando dices que nos visitastes.Un saludo y muy agradecida por tu comentario de mi pueblo ,mi casa y mi hostal.Que es tu casa siempre ,Espeeramos veros de nuevo por aqui
Un cordial saludo desde Frómista
Mila ( La del Hostal Camino de Santiago)
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Hola Mila.
Gracias por el comentario y por atender también a quien se aloja en tu casa. Yo repetí de nuevo en el 2011 en el hostal y en el 2012 en el albergue y puede decir que excepcional cualquier elección.
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<<<mil gracias
hasta siempre
Mila
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