No es muy inteligente ni sensible y gozará despreocupadamente de la vida; vivirá sin enterarse de su insignificancia, y ésta es una variante, acaso la única posible, de la felicidad.

Mario Benedetti.

El otoño ha comenzado a sacar su pincel tiñendo de ocres las hojas de los árboles, un susurro helado en la mañana te recuerda que los tiempos de buscar la sombra bajo su cobijo se han terminado y ahora toca luchar por cada rayo de sol que te caliente el cuerpo. Quedan un par de días de verano pero yo quiero mudar junto con la estación el lugar de mi patio de juegos. Varias son las zonas que quiero conocer y la elegida para este otoño es la zona de los montes Carpetanos.

En esta ocasión como solo vamos Israel y yo decidimos tomárnoslo con calma y salimos tarde, nuestro punto de partida para la ruta esta en Pinilla de Buitrago, pero aun sin saber como aparcamos un pueblo antes sin darnos cuenta en Gargantilla del Lozoya, total para el caso da lo mismo el track pasa por delante del  bar frente al que hemos aparcado. El Bar tiene buena pinta y un banco corrido en su exterior que seguramente invite a reposar la ruta con un buen refresco, en el una joven de buen ver come pequeñas palmeras de chocolate, a sus pies un perrillo aun cachorro la mira con ojos tiernos, como suplicando lamer las comisuras de sus labios teñidas por el chocolate.

Iniciamos la ruta por carretera hasta enlazar con el inicio del track, esta vez el elegido es uno de Monica11 que la verdad me da algo de miedo ya que esta calificado como difícil. Encontramos el comienzo del track sin complicaciones, nos saca del pueblo por una pista arreglada, en un desvio apunto estamos de seguir una senda preciosa que siguen unos senderistas y se adentra en un bosque de robles magnífico.  La salida del pueblo nos acojona ya que tenemos que pasar junto a una ganadería y  como a dos metros de altura dos perrazos te ladran casi al oído.  Rodamos entre fincas ganaderas con toda la montaña que vamos a recorrer a nuestra izquierda, el terreno esta sembrado de excrementos de vaca, le digo a Israel que respire fuerte que este es el

olor de la aventura y el me dice que no, que es el olor de la mierda, jejeje.

Cruzamos Villavieja de Lozoya para tomar una pista que ya claramente nos orienta hacia el corazón de la sierra, la subida se hace evidente y nos despojamos de nuestras chaquetas, la temperatura es agradable y con la subida todo abrigo sobra. Una señora nos dice “… venga animo, que solo os queda lo peor”, estas palabras de ánimo cuando unos metros antes he metido el plato pequeño no se si realmente animan. La subida al puerto de linera por la pista que llevamos es precioso, tiene una inclinación justa para poder disfrutar subiendo, el paisaje es increíble y sobre todo la sensación de soledad que el entorno te transmite hace que te sientas pequeño y eso me gusta, me siento como una pieza minúscula más modelada para  encajar en ese puzzle tan alucinante. A medida que la vegetación va siendo más tupida y los helechos más generosos las cuestas también comienzan a crecer en porcentaje, en una de estas me giro y me encuentro a Isra tirado en el suelo, se ha caído subiendo, si es que tenemos un nivelón. Coronamos el Puerto de lineras y alucinamos con las vistas que nos regala del valle del Lozoya, del embalse de riosequillo y puentes viejas. La pista ha perdido su verticalidad y ahora es un placer rodar kilómetros prácticamente

llaneando, charlando tranquilamente y disfrutando de unas vistas que son un autentico paseo por las nubes. En la Horizontal nos encontramos con dos señoras que están arrastrando a sus maridos por la montaña, sin lugar a dudas la capacidad de sufrimiento que tienen las mujeres no la tenemos los hombres, nos hacen una foto y continuamos nuestra bajada hacia Lozoya del valle. El pueblo nos recibe con un aroma a barbacoa, choricito frito, morcilla y panceta que casi nos hace perder el sentido, quien nos mandaría aparcar un pueblo más allá. Bordeamos el embalse de la pinilla por la vía que han arreglado para andar y montar en bici hasta el desvío a Gargantilla de Lozoya en donde tomamos la carretera para completar la ruta.

Guardamos las bici en el coche y comemos en el bar regentado por una preciosa morena de pelo largo y sonrisa cautivadora.Volveremos ya que  me he enamorado de esta zona, de sus valles, de sus pistas, de un otoño que sembrará de oro unos bosques que pronto cubrirán los senderos con las hojas marchitas del pasado verano.

Track de la ruta propiedad de Monica11 (Es el que seguimos nosotros sin problemas)

Si recorres un track bajado de internet y lo recorres tal cual no lo vuelvas a colgar con tu nombre a no ser que aporte una variante o algo más atractivo.