“Solo tan alto a donde alcanzo puedo crecer, solo tan lejos a donde exploro puedo llegar, solo en la profundidad en la que miro puedo ver, solo en la medida en la que sueño puedo ser.”
Karen Ravn
Durante la noche una gran tormenta bien cargadita de truenos y relámpagos intento atemorizarnos, llovió poco 10 litros nos dijeron pero el rugir del cielo acomodados entre las grandes montañas del pirineo de Huesca impone.
Nuestra gran aventura pirenaica empezó el viernes a las 16:00 cuando Totapillao y la Jacinta su furgoneta Camper me recogían en mi casa para poner rumbo a Yebra de basa en donde tras comenzar a flipar con el paisaje en el viaje nos alojamos en su camping.
La mañana se levanta con algunas nubes en el firmamento, es mi primera visita al prepirineo y se muestra tímido de mostrarme sus encantos, la temperatura es agradable pero cargamos las mochilas con ropa de abrigo ya que no nos fiamos mucho de que en la cumbre la cosa no este algo más fría.
Salimos del camping que esta a las afueras del pueblo y en la entrada nos encontramos con una bici en lo alto de un cartel que anuncia un restaurante, la bici es una autentica pieza de museo que no le falta detalle, tiene de todo incluido su faro y dinamo tan solo le faltan los neumáticos. Pero lo que nos cautiva es el fondo, toda una pared de roca impresionante que nos toca trepar a lomos de nuestras burras. Cruzamos el pueblo, pequeño y coqueto situado a los pies del puerto de santa Orosia, el recorrido lo hacemos a plato mediano disfrutando del paisaje por una pista muy arreglada que se deja pedalear, disfrutando de unas vistas maravillosas a la par que vas ganando altura. Nos cruzamos con un par de bikers que bajan de la cumbre, madre mía lo que madrugan por estos lares si son las 10:00 de la mañana y nosotros estamos empezando cuando ellos casi terminan. En nuestra ascensión nos pasan unos quads y algún vehículo que se dirigen hacia la ermita. Paramos para ver las vistas de la senda de las ermitas y flipamos con el sendero que nos vamos a meter como postre de esta ruta y con esa cascada que escasa de agua cae sobre el sendero, se puede ver en nuestros ojos la ilusión y las ganas de rodar por algo virgen y desconocido para nuestras ruedas. Pero nos toca seguir subiendo otro poquito hasta llegar a la ermita de santa Orosia. Una hermosa ermita enclavada en una pequeña llanura rodeado de una alfombra de verdes pastos.
Cuenta la leyenda que Orosia y sus acompañantes buscaron refugio en los Pirineos pero fueron sorprendidos por tropas islámicas. La joven Orosia rechazó proposiciones matrimoniales por parte del jefe de la morisma, para no abandonar su fé en Cristo, lo que supuso su martirio y posterior descuartizamiento.
En el Siglo XI, 300 años después de estos hechos, la Virgen se apareció a un pastor, que cuidaba un rebaño de ovejas en Yebra de Basa, para revelarle la historia del martirio de Orosia y la ubicación de las reliquias, expresando su deseo de que se erigiera una ermita en ese mismo lugar. Junto a la ermita hay una preciosa fuente con tres caras de las que brota un agua fría y deliciosa que recompensa todas las penurias de la subida. Le cuento a Totapillao que en el lugar en donde fue martirizada la santa broto la fuente “Mientras la santa era
martirizada, sintió sed y por medio de su intercesión manó una fuente cristalina que aún perdura. Ocurrió todo esto por el año de 920.” Tota se queda con la historia y cuando se acercan unos sedientos senderistas les cuenta la historia de la fuente pero a su manera “… pues esta fuente tiene tres cabezas en honor a santa Rocía que cuando se la cortaron dio tres botes y por eso hay tres cabezas” jajajaja no podemos ir a ningún lado sin liarla parda.
Dejamos la ermita y continuamos ruta adentrandonos en unos magníficos bosques por una pista muy embarrada dadas las lluvias de la noche anterior que por los enormes charcos imaginamos que en este valle fueron muy generosas, hasta llegar al pueblo de Sasa. Resulta sobrecogedor ver esas grandes casas de piedra derrumbándose por el abandono y como la naturaleza va engullendo lentamente el pueblo, aquí decidimos comer mientras lo contemplamos e imaginamos historias de lo que seria cada casa y de lo mucho que nos gustaría retroceder en el tiempo y poder ver esta población en todo su apogeo. Unos truenos nos anuncian tormenta en este lado del Valle por lo que ponemos ruedas en polvorosa y comenzamos a ascender por pistas con algo de barro y algo más rotas que las anteriores, pero también con una cubierta vegetal espectacular. Nos cruzamos con una pareja de senderistas algo perdidos que orientados por un lugareño han terminado en mitad del monte sin llegar a su destino, cosas que pasan cuando pillan atajos que no están en los mapas jejejeje.
Cerramos el circulo abierto esta mañana reponiendo agua en la fuente de ermita de Santa Orosia pero esta vez con menos calma ya que junto a la ermita hay una especie de refugio del que salen bramidos a modo de jotita, y es que cuando a estos maños se les sube el vinillo se nos ponen cantarines y tras algunas jotitas de descojonarse nos vamos al son de clavelitos versión alcohólica.
Nos toca el descenso soñado en estos últimos días en los que habíamos visto las fotos, la senda es ancha y segura, pero con unos pedrolos a modo cabeza de niño, pero ojo, de niño maño (es broma) vamos de las generosas que cuesta un triunfo mantener la trazada. La senda nos deja en las ermitas rupestres, escavadas en la roca con unas vistas alucinantes de todo el valle y con su cascada que cae junto a la ermita rupestre de San Cornelio. Hacemos una buena sesión de fotos intentando plasmar la gozada de sentir una cascada que esta cayendo frente a ti, refrescándote con las gotas que el viento de vez en cuando te acerca, de verdad es una experiencia alucinante que merece la pena no una, sino varias veces vivir.
Continuamos bajando esta vez por un sendero muy roto con unos escalones imposibles para la bici, pero tras 30 metros de descenso el sendero sin ser una maravilla de ciclabilidad por las enormes piedras cabeza niño redondillas y juguetonas se deja hacer y más cuando miras hacia abajo ves la enorme bajada que tienes, 6 kilómetros de sendero antes un paisaje de película con cárcavas,
montañas, cascadas y águilas levitando sobre ti, acercándose a la caída del agua, como bebiendo de ella, algo que quedará grabado en mi memoria. Esta ruta es de las que estoy seguro siempre recordare con cariño y ganas de volver a repetir.
Llegamos al pueblo alucinados por la bajada trepidante desde lo alto del puerto hasta su base el pueblo de Yebra de basa y leemos que en la fiesta patronal, suben los lugareños con las reliquias de la santa danzando por ese sendero hasta la ermita, eso me gustaría verlo alguna vez en la vida porque tiene que ser espectacular.
Llegamos al Camping y nos marcamos una cervecitas con limón que hoy hemos pasado calor, frío, sofoco y sed a partes iguales. Como dice Totapillao el pirineo no regala nada, aquí te curras tanto la subida como la bajada pero ruta espectacular la que me ha mostrado mi compañero de fatigas, esta apuntadla tanto para andar en su primer bucle como para bici completa, que es de las buenas.
Coño ni esta la habia visto ¡Las Ermitas de St Orosia! Parar ya que vais a reventaaaar!!! 😉
http://www.vimeo.com/7654303
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Joer que M video he colgao!!! juas, juas
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