“La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar.”
Thomas Chalmers
En estos dos últimos años los días festivos que nos regala la semana santa no han sido los más propicios para hacer mini viajes en bici, con la experiencia de la frustrada vuelta a la sierra de Guadarrama del año anterior, este hemos anulado nuestro planes de la Madrid-Cuenca para rodar por las cercanías de nuestros hogares.
La primera ruta elegida era una inédita vuelta al cerro de San Pedro pasando por el embalse del Vellón y girando por Miraflores de la Sierra para volver a Colmenar, punto de partida de nuestra pequeña excursión.
Pantani y yo salimos pronto de Alcorcón azotados por un auténtico vendaval, lo que nos siembra de dudas la salida planificada, ya que los dos odiamos el aire con toda nuestras fuerzas, una vez en la estación de Colmenar Viejo y con Jack Randall esperándonos, decidimos evitar la pestosa subida de la estación y aparcar más en el pueblo, comienza el perreo.
El track que nos guiara por la ruta esta dibujado por mi en base a unos cinco track diferentes y uno de ellos es de tunin lo que significa precaución amigo conductor ya que la salida que tengo de colmenar hacia el Embalse del Vellón es la ruta de vuelta de ese track y tememos que habrá que empujar la bici. Callejeamos por Colmenar hasta llegar a la altura del carril bici y la carretera de colmenar la cual pasamos por debajo, dejamos el asfalto para rodar por pistas de servicio a casas y explotaciones ganaderas, y como no podía ser de otra forma nos encontramos un magnífica trialera de bajada en nuestro sentido de subida, por lo que nos toca un par de veces bajarnos de la bici y empujar unos metros escasos. Jack esta perro, tiene aún la cena dándole vueltas por el estomago y junto con pantani se dedican a jugar metiéndose la bici uno a otro y cerrándose.
Coronamos la zona de Colmenar de subida y en un pequeño descanso vemos como un toro cae a plomo y se queda tieso en el suelo. Pantani quiere ir a ver si puede hacer algo pero le decimos que la reanimación boca-morro no es efectiva y que los pitones mejor los que salen con el frío en las hembras que nos gustan de nuestra especie.
La bajada al embalse del Vellón es divertida y además le tenia muchas ganas ya que es la subida pestosa encajonada del Festibike de Tres Cantos pero que en bajada se disfruta como es natural, Jack en esta bajada Pincha, así que otro ratillo de perreo y continuamos nuestro descenso al embalse del Vellón. Cruzamos unas cuantas puertas y rodamos por una pista embarrada y tortuosa de rodar por las cicatrices que dejan los todo terreno en las pistas cuando están húmedas. El recorrido es más bien feillo, el aire se ha reducido bastante y nos encaminamos hacia Miraflores por la pista de la vía del tren, claro que subir hasta allí es un continuo subir y subir que sin ser demasiado duro si un poco cansino.
Comemos al sol al borde de la pista que nos lleva a soto una vez superado el desnivel que hay desde el embalse, un rebaño de ovejas pasta a un lado, unas vacas pacen al otro y por el medio una pareja rueda con ritmo lento arrastrando un carrito de los de niño para bici el y un par de alforjas ella, que bonita es la vida a pedales.
Tras comer nos queda la bajada a Miraflores, según me dicen Jack y Pantani es la bajada de los 88 de Mamouth, no tiene dificultad y me la bajo entera esperando en el puente a Jack y pantani que la bajan con más prudencia. La subida a Miraflores desde el río es un suplicio para mi, y veo como se descojonan por mi ritmo lento pero seguro, yo que subiendo no puedo pasar de 110 pulsaciones, voy con el limitador jajá jajá.
Como yo ya voy tocadillo decidimos acortar la ruta y no subimos a la hoya, así que desde la Fuente del Cura subimos un poquito y bajada divertida por trialera facilota y pista rápida después hasta Soto del Real, aquí decidimos tomar una barrita tirados en el césped del centro de salud, se esta genial al sol, un chica jovencita con rasgos orientales y que pasea un perrito, deja totalmente enamorado a Jack Randall, la verdad es que era un preciosidad.
Queremos terminar la ruta, ya van casi 70 kilómetros y tenemos Colmenar a tiro de piedra, o mejor dicho de carril por lo que pasamos de ir por pistas y usamos el carril para llegar a nuestro destino, Colmenar Viejo.
Yo ya voy un poco tocado en las piernas por le cansancio y me quedo, a lo lejos un globerillo sin casco, sin automáticos y con bici doble del decathlón de la gama baja progresa veloz hacia nosotros, yo me rindo y me pasa y a lo lejos veo como pantano le va haciendo la goma hasta que se desvía, recriminándonos a Jaime y a mi que no tenemos dignidad por dejarnos superar, jejejeje, pero si tengo la equipación de entreveradas, que es dignidad. (En todo jocoso claro, me encanta la equitación).
Pantani y Jack han intercambiado sus bicis y les pico para ver quien derrapa más, jejeje y como duele un derrape con tu cubierta.
Una ruta que es muy rodadora, que estoy seguro es más divertida en el sentido contrario al que yo la hice y que para mí lo mejor fue la compañía de dos buenos amigos.
TRACK DE LA RUTA (Reparando el link)
n a quien amar y
alguna cosa que esperar.
Thomas Chalmers