“La mayoría de nuestras equivocaciones en la vida nacen de que cuando debemos pensar, sentimos y cuando debemos sentir, pensamos.”

J. Churton Collins.

Esta vez no estoy feliz, más bien decepcionado, y un tanto perdido con lo que quiero hacer, la verdad es que hoy no me apetece montar en bicicleta, y mira que me gusta y es lo que más me apasiona, pero estoy verdaderamente decepcionado conmigo mismo.

Cada día voy peor, creo peores rutas y para colmo estoy perdiendo parte de la ilusión en tener un momento para rodar y sentirme feliz y libre.

Este sábado teníamos a Jack Randall entre nosotros y a Pantani libre de sus compromisos futboleros, por lo que queríamos disfrutar de una ruta durilla y rodadora sin renunciar a senderitos y bajadas disfrutonas, así que decidí proponer la ruta del Escorial-Cercedilla-El Escorial y nos juntamos los tres en la Estación del Escorial a las 9:30. Jack y yo estrenábamos nuestra equitación de entreveradas por lo que tardamos en salir, entre saludos y preparativos, con Pantani desesperado por ser el único puntual.

Empezamos a rodar y ponemos rumbo a los senderitos de los arroyos, en este sentido son muy disfrutotes y los hacemos a un buen ritmo. Los senderos nos dejan la cuesta que te deja en la entrada de Villalba y aquí empiezo a notar que no voy, que mi piernas dicen no a lo que el resto de mi cuerpo dice vamos, así que subo de forma patética la trialera mientras me pasan por la derecha un montón de ciclistas que suben por la pista. Jack y Pantani me esperan arriba y una vez agrupados Pasamos Villalba para comenzar la subida por la trialera de Alpedrete a Collado, esta vez la subo mejor que en otras ocasiones pero lento, muy lento.

En lo alto de collado decidimos explorar una zona que intuía podía ser un sendero maravillosos y conseguimos enlazar la rotonda de collado mediano con la salida de la trialera del somier por un sendero maravilloso, pero que lo están limpiando y tardamos un mundo en recorrer ya que tenemos que sortear múltiples troncos que cruzan el camino. Ya en Becerril comemos un poquito y empezamos a sufrir el viento que es bastante fuerte, esto empieza a tocarme un poco la moral ya que no soporto el aire. Subimos hasta la presa y aquí tomo la primera decisión errónea del día que es subir por el cerro de la golondrina en lugar de cruzando la presa por la Fonda Real y pillar los senderos y la trialera hasta Cercedilla algo nos habría animado y hubiésemos disfrutado, pero en lugar de eso les meto por una pista absurda con el viento en contra y subida para bajar por una pista más sosa aún. Ya en la rotonda de Cercedilla les bajo por el circuito de motos, en donde veo que he pinchado. Como soy optimista veo una oportunidad para ver que tal funciona mi nueva bomba del lidl y va bien, reparamos y bajamos de forma vergonzosa los saltos en comparación con un par de crios, uno de ellos montando dos en una bici, en fin que desastre. Me acuerdo del recorrido que me enseño toni para evitar la carretera y le meto por los pistas vereditas de la parte baja de Cercedilla. Llegamos al mismo punto donde comimos el día que iniciamos el viaje a Santiago, el viento es fuerte y vemos que subir la molinera y el collado del hornillo va ser un suplicio por lo que decidimos variar nuestra ruta por las partes bajas de cercedilla y les propongo ir a ver la presa del bocao. Nos ponemos rumbo a Guadarrama y el viento nos azota a ratos con intensidad en una perpetua subida, cuando empezamos a bajar por la zona de la vía noto que mi rueda trasera esta de nuevo en el suelo, segundo pinchazo.

Reparamos y continuamos explorando una zona por la que no solemos ir, es prácticamente llano, pero el aire nos de cara, estoy jodio por tanto pinchazo y además me encuentro fatal sobre la bici, siento que les estoy jodiendo el día con mi ritmo patético. Para colmo tomo otra decisión errónea en un giro por no subir y unos metros más abajo vemos que la subida era la que nos dejaba en los pies de la presa con una trialera de bajada, ya estamos un hasta los mismos de la ruta por lo que solo queremos terminar, así que tiramos hacia Guadarrama, mi rueda trasera hace un extraño y no podía ser de otra forma, otro pinchazo. Me da para llegar al pueblo y reparar en la gasolinera con un parche. De Guadarrama a Villalba vamos por pista y senderitos pegados a la carretera, hasta enlazar con el sendero paralelo a la vía del tren y de aquí hasta el camino de las puertas del Escorial. El aire continúa minándonos la moral y solo queremos llegar a los coches de una puñetera vez.

Al final llegamos al Escorial y nos tomamos algo en un bar, un rato de charla y a casa. Lo siento por Pantani y Jack que esta vez he sido demasiado lastre para nada ya que ni siquiera he sido capaz de sacarles una ruta divertida.

Francamente, cada vez estoy más convencido que he de volver a salir solo hasta poder lograr mantener un ritmo decente, la bici vuelve a estar pinchada esta vez de las dos ruedas, mira como mi moral.