Cuando el virus del desasosiego empieza a tomar posesión de un hombre rebelde, y el camino que lleva lejos de aquí parece ancho y recto y agradable, la víctima debe hallar en primer lugar en sí misma una razón buena y suficiente para irse.

John Steinbeck

Me levanto agotado, por delante tenemos una jornada de pocos kilómetros pero algo mas de desnivel sin ser algo significativamente duro. La falta costumbre de montar dos días seguidos me siembra un poco de incertidumbre, ¿me podré sentar en la bici?. 

Tras desayunar en el hotel y ponernos a preparar las bicis vemos que están  repletas de abrojos. Los dos tenemos instalados sistemas antipinchazos diferentes. Jorge va tubelizado y yo con bandas antipinchazos. Mientras cruzo los dedos y saco 6 abrojos tamaño XXL, Jorge hace lo mismo mientas gira su rueda para sellar los agujeros. En mi caso tan solo quitar y listo, las bandas han funcionado de lujo.

Hace fresquito, de ese que es agradable, del que te va despertando y que incluso se agradece. Lo que no nos gusta es el viento que parece se esta apuntando a nuestra ruta. Salimos por un carril bici lo que agradecen nuestros culos que tienen que ir haciéndose a otra jornada de pedaleo.

Termina el carril bici y nos adentramos de nuevo en tierra de pinares, precioso recorrido que nos protege del viento pero que cada vez más se van cargando con arena pestosa que nos obliga a un esfuerzo extra e ir mucho más lentos. Decidimos en una larga recta que como una gran duna optar por sortear este tramo por carretera hasta Tinosillos donde el viento se hace más palpable fuera del abrigo del pinar y en donde comenzamos a sentir el verdadero ambiente de camino de Santiago salpicado de símbolos peregrinos.

Dejamos la carretera y retomamos caminos rurales donde de nuevo las largas rectas son las protagonistas. Nuestra próxima parada será Villanueva de Gómez donde visitamos la ruinas de su convento. Un largo tramo por carretera nos dejará en Gotarrendura donde nos unimos al tramo del camino teresiano y de nuevo volvemos a rodar por camino. Dese este punto la ruta comienza a picar hacia arriba y las fuerzas hacia abajo, el viento nos esta matando.

Peñalba de Ávila es la puerta las grandes cuestas que termina por dejarme fundido pero también todo sufrimiento en bici tiene su recompensa con un tramo de senda y medio trilera que disfrutamos a tope. Pero el terreno es rompepiernas, la hora comienza a ser muy justa y el cielo amenaza lluvia. Lo valoramos y optamos por completar los últimos kilómetros por carretera. Dejamos Cardeñosa con una fantástica recreación de la niña con globo rojo de Banksy, ademas de cuatro gotas sobre una calzada que pica hacia arriba. Nos pasa una pareja en bici de carretera, él va fresco y nos anima diciendo que solo quedan dos subidas duras. Yo me veo subiendo cómo los camiones con los intermitentes luciendo señal de vehículo lento en la calzada.

Pronto alcanzamos a ver Avila desde su mirador de los cuatro postes, y nos hacemos una merecidas fotos con una preciosa Avila de fondo. El tiempo a premia, queremos comer antes de subir al tren y aún nos queda llegar a la estación por las empinadas calles de la ciudad.

Encontramos comida  en un chino y bajo el soportal de oficina cerrada de correos nos lo comemos mientras como vemos las nubes se preparan para darnos la despedida. Al salir de Avila ya en el tren un gran chubasco descarga sobre nosotros.

Han sido dos días geniales de bici que me han despertado la ganas de nuevo de rutas largas, de grandes travesías y sobre todo de viajar en bici, rodar los caminos y disfrutar del aire libre. Margaret Mazzantini escribió … la vida es como el agua, que desaparece y luego surge de nuevo donde puede, dónde debe. Para mí la relación con la bici es así, siempre regresa para salvarme cuando más lo necesito.

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