El fracaso es no tener el coraje de intentarlo, ni más ni menos. Lo único que se interpone entre la gente y sus sueños es el miedo al fracaso. Sin embargo, el fracaso es esencial para triunfar. El fracaso nos pone a prueba y nos permite crecer.
Robin Sharma
La semana empezó mal, terriblemente mal. Lo que a priori parecía una alineación planetaria para ir modelando con paso firme y seguro la construcción de mis gran sueño del Triatlón se vino abajo en cuestión de minutos. Vale tal vez sea demasiado melodramático pero cuando pienso que por fin voy a bajarme de una montaña rusa de emociones, el cochecito no para en la salida y da otra vuelta.
La semana anterior había terminado pletórico con unas sensaciones increíbles de los entrenos y con ganas de más, la guinda una prueba de esfuerzo el pasado martes que me daría las pautas para apuntarme a un club de Triatlón y tener los datos correctos para los entrenos sin morir en el proceso. Pero cuando me toman la tensión me dicen que es imposible que haga la prueba, mi tensión arterial es tan elevada que no puedo hacerla. Al salir del centro médico me sentía como pisoteando todos mis sueños e ilusiones de los últimos meses. Por suerte los entrenos no han sido solo físicos, en gran medida he ganado fortaleza mental y algo de paciencia la verdad que poca. Los entrenos de miércoles y viernes fueron horrorosos hasta el punto de dudar verdemente de ir a la carrera del domingo.
Me levanto con miedo, miedo a todo, a no poder físicamente con la prueba y eso que un duatlón sprint a colapsar físicamente porque mi cuerpo no soporte el nivel de esfuerzo, miedo a básicamente cualquier cosa que me pasara por la cabeza y si podía fallar, estaba seguro que fallaría. Pero algo del entrenamiento si funciono, la constancia y la fuerza mental, los mementos en los que lago dentro de mi tiraba para hacer 5 minutos más corriendo o bajarme en la estación del gimnasio y con un frio tremendo ir a entrenar a la piscina. Me doy cuenta que ha sido el mejor entrenamiento que he tenido y sin darle más vueltas me voy al lugar de salida.
Valdebebas es como un muestrario de cuestas, las tienes grandes, extra grandes y algo más humanas. Las del triatlón son de estas últimas por suerte pero algunas con verlas se atragantan. Cuando llego está todo listo y a punto de darla la salida a la categoría mini sprint, veo gente por constitución más parecida a mí y talvez esta hubiese sido mi prueba para iniciarme, cuando se lo comento a Jorge mi compañero de locuras deportivas me dice literalmente “… no te lo hubiese permitido.” Una vez con los dorsales en nuestro poder, los colocamos en la bici, en el casco y en el portadorsal, dejamos la mochila en el guardarropa y al ir a dejar la bici en el box primera novatada, no tenemos el DNI por lo que los jueces no nos dejan dejar la bici, nos toca recuperar los DNI del guardarropa y esta vez sí nos permiten acceso pero también cometemos otra novatada al colocar mal las bicis en la barra, las pusimos con el manillar en el sentido contrario al reglamento, la de cosas que aprendemos en un momento. La temperatura es idónea, el sol brilla y se respira una ambiente increíble, desde el minuto cero la gente de la organización te hace sentirte genial y el speaker es fabuloso animando y alentando a los participantes a entrar en meta con la cabeza alta sin importar su posición.
Una vez con termina la mini Sprint da comienzo la nuestra, primero salen los hombres, un minuto después las mujeres y al final las parejas, pienso que da igual me van a pasar todos. El primer kilómetro es cuesta abajo y consigo más o menos mantener el final de carrera unido a la carrera, sé que un ritmo de 5:20 para mi es imposible y aunque me he propuesto no obsesionarme con el pulso voy muy pendiente de no pasar las 160 pulsaciones lo que me hace ir un poco más lento de lo que podría llegar a ir. El paso de la acequia con los pallet se hace un poco complicado, resbalo pero no llego caer y Jorge a punto esta de salir también rodando. En nada las féminas cual agiles gacelas nos van pasando como motos, las animamos mientras mis ritmos van cayendo a los tristes 6:20-6:40 que en mis mejores días soy capaz de rodar sin morir en el intento. En la parte alta del circuito, en el carril bici podemos ver la bici escoba y una pareja de féminas que cierra la carrera, la otra pareja nos acaba de adelantar y el compañero empuja sutilmente a su compañera para hacerle la subida más amena. Los últimos 500 metros son tremendos y Jorge fiel a no dejarme en el primer run me acompaña, en la cuesta me pasa el último corredor masculino y las dos féminas en pareja que me han dado caza, oficialmente soy el último que pasa por la línea de cierre del run1.
La transición la hacemos rápido y casi me monto en la bici cuando una jueza me dice que tengo que correr hasta la bandera. Jorge sale como alma que lleva el diablo, como una fiera hambrienta de runner donde ahora él juega en su elemento y clama venganza. La verdad es que fue realmente sencillo dejar de ser último para ir fagocitando corredores hasta el 5 donde de nuevo mi paranoia por el pulso me hace regular y encontrar un posición cómoda al final de un grupo, por lo menos la primera vuelta donde el viento comienza a soplar. En la segunda vuelta decido acelerar, paso a más corredores en las subidas y bajadas pero el viento en la zona llana es un poco malicioso y castiga, se me cruza un perro que me hace derrapar y poner píe a tierra, paso a mas corredores, me pica una abeja en el muslo y ya me da igual, esto tengo que terminarlo. En el último giro veo como otro corredor cae al suelo sin consecuencias, hago la transición sin errores y salgo corriendo hacia el run 2, muy cansado pero aún con algo de fuerza que se fueron diluyendo a medida que subía una cuesta sin fin, para luego ver una bajada muy larga que tendría que volver a subir, me cruzo con Jorge que ya sube, nos saludamos y algunos runner que había adelantado en la bici se cobran su venganza en su terreno, que mal voy corriendo. Apenas quedan 800 metros, veo la meta a lo lejos y sonrío esto es duro pero divertido, me pasa una fémina que había adelantado en el último cuarto del circuito, nos animamos y ella acelera, mi pulsometro marca alerta pulsación máxima y regulo, me da igual, mi victoria es cruzar la meta, la gente aplaude, el speaker te recibe en la entrada para darte la mano, cruzas la línea de meta y eres feliz, por dejar de correr, por ver que si quieres, le pones dedicación y luchas puedes, pero sobre todo si crees en ti y
dejas a un lado todos tus miedos hasta donde el cuerpo aguante tu cabeza siempre ira un paso por delante.
Ha sido mi primera duatlón, ya soy duatleta, pero sobre todo ha sido el primer ladrillo de un nuevo proyecto lleno de sueños y objetivos por cumplir. Hoy sé que tardare más de lo que tenía planeado en conseguirlo, pero lo quiero hacer a mi manera, haciendo las cosas bien y paso a paso sin locuras como en el pasado. Eleanor Catton dijo Nos pasamos toda la vida pensando en la muerte. Sin este proyecto que tanto nos distrae, supongo que nos aburriríamos muchísimo. No tendríamos nada que evitar, nada que prevenir ni nada a lo que darle vueltas. El tiempo no tendría importancia. Qué razón tiene.