La soledad es un consuelo para un alma entristecida, que aborrece a los que la rodean igual que un ciervo herido abandona su rebaño, para refugiarse en una cueva en la que sonará o morirá.
Khalil Gibran
Mientras preparo el desayuno un pajarillo se posa en el respaldo de la silla, en su pico trae un cortapichas que me ofrece a cambio de la napolitana de chocolate que tengo para desayunar, pero no hay trato y emprende el vuelo con su desayuno proteínico en el pico en busca de otro campista.
Para mi primer día de vacaciones en el pirineo he decido subir a Ordesa, mi idea inicial era subir a la faja de las flores pero al ir solo me da miedo pasar la zona de la clavijas, por lo que me decanto por una ruta mas sencilla sin complicaciones. La idea principal de este viaje era subir a Monte perdido pero me informa en el parque que se precisa Crampones y Pilotees que me he dejado en Alcorcón por lo que no puedo subir a su cumbre.
Una vez el autobús me deja en la pradera, tomo dirección hacia el circo de la Carriata para recorrer la faja Racón y la de Canarellos para volver a la pradera por el bosque de las Hayas. La primera sensación que tengo es la de estar solo en Ordesa y eso es un milagro ya que siempre hay colas para coger los autobuses, en esta ocasión el que me ha subido a mi no lleno ni el 75% de las plazas y eso me gusta.
La entrada al circo de la Carriata es como una invitación a entrar en un mundo mágico en el que los sueños se pueden hacer realidad. La senda asciende sin llegar a ser asfixiante, andas sobre raíces, pasos espectaculares en los que el verde es el protagonista cubriendo troncos, rocas y tierra, la luz apenas penetra en la senda, un lugar idóneo para encontrar a la ninfa de mis sueños, esa mujer de espíritu libre que le apasione la montaña, descubrir, vivir nuevas sensaciones en busca del contacto puro de la naturaleza, pero en su lugar me encuentro con una pareja de vascos muy simpáticos con los que compartiré a la postre gran parte de la ruta. El Tozal del Mallo se deja ver entre la maleza como diciendo, “este es mi reino “con el circo de la Carriata a su espalda vigilando todo el gallinero.
En un par de giros del sendero la Faja de Racón se nos ofrece y esta vez en forma llana. Una mini cascada se deja caer sigilosa por la pared de piedra, como queriendo pasar inadvertida, para unos cientos de metros después quedarme con la boca abierta con el alma asomada en ella ante la majestuosidad de la cascada de Cotatuero que desciende bramando furia desde lo alto de su circo y dejando su huella en la pradera de Ordesa en forma de saltos de agua espectaculares.
Como me he separado un poco de mis nuevos compañeros de ruta, decido comer frente a la cascada y escuchar el rumor del agua. No encuentro mejor lugar para reponer fuerzas que este gran espectáculo que me brinda la naturaleza, me siento feliz.
Un puente nos permite salvar la cascada, la senda nos invita a remontar unos metros la altura perdida para enlazar con la faja Petazals y esta con la de Canaralleos que si la anterior había sido buena, esta simplemente es alucinante. Ordesa me sorprende en cada visita y esta vez ha superado todas mis expectativas, al pensar que por no hacer la faja de las flores recorrería dos fajas sencillas con poco encanto estaba totalmente confundido, Ordesa es pura belleza. El año pasado volví enamorado al recorrer la senda de los cazadores con la Faja pelay terminando en el circo de Soaso pero ahora que me ha mostrado algo más de escote y se va dejando meter mano, no descarto acariciar las sendas que me dejen en Monte Perdido, Brecha de Rolan o Taillón.
La faja nos deja en el Bosque de las hayas, bajamos unos metros, repongo fuerzas junto con mis compañeros de ruta en la cascada del Estrecho. Tras la comida tan solo nos quedará una agradable paseo hasta la pradera en donde nos sorprenderá un pequeño zorro que sale corriendo al vernos y una pareja de sarrios que pastan tranquilos aprovechando el silencio de una ruta que suele estar muy transitada.
El autobús nos dejara de nuevo en Torla, ellos a su hotel y yo a mi hogar de Tela a orillas del río Arga, tumbado bajo la luna con el mp3 puesto y escuchando a marea su canción corazón de mimbre
“…Amaneció, la vi irse sonriendo, con lo puesto,
por la puerta del balcón, el pelo al viento
diciéndome adiós, porque decidió que ya
estaba hasta las tetas de poetas de bragueta y revolcón,
de trovadores de contenedor.”
Suena a historia de mi vida, en fin mañana más terapia montañera.
Qué hay? Te llevo leyendo mucho tiempo y es la primera vez que te escribo. Te veo un poco tristón últimamente…Bueno, te escribo para recomendarte que te acerques a Bujaruelo, que es el valle que está al oeste de Ordesa. No es Parque Nacional, allí hay dos campings, te recomiendo uno que está en una pradera al lado de un puente. Allí te puedes dar un baño en el río. Y desde ese mismo punto salen multitud de rutas. Yo te recomendaría que subieras al Valle de Otal y ascendieras al Puerto de Bujaruelo.
A seguir bien,
Un saludo
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Gracias Andrés, mañana podrás leer mi aventura por Otal y el Puerto junto con un par de Ibones los dejo para más adelante.
El camping de la pradera lo tengo ya fichado para mi próxima escapada.
Da gusto que por mi blog pase gente como tu con tan buenos consejos.
últimamente ando con mi estado de animo un tanto desajustado pero bueno todo pasa.
Lo dicho gracias por leerme.
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Ordesa verdaderamente es impresionante. No se me olvidará nunca el descenso hasta ese valle desde el refugio de la Brecha en la vertiente francesa, pasando por el espectacular tajo rocoso y por las clavijas de cotatuero, ¡uy que miedo!
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Preciosa ruta, con vistas de impresión.
Con tu permiso he hecho un link a tu entrada en mi blog.
Un saludo.
http://tiempolibreyturismo.blogspot.com/2010/10/de-la-pradera-bosque-de-las-hayas-por.html
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Sin problema, ya he visto tu ruta y me has dado mucha envidia Ordesa en Otoño, que pasada.
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