“Y la alegría está en todas partes, está en la verde cubierta de nuestro planeta, en la azul serenidad del cielo, en la temeraria exuberancia de la primavera, en la severa abstinencia del gris invierno, en la carne viva que anima nuestro cuerpo, en el perfecto equilibrio de la figura humana, noble y bien parada, en el vivir, en el ejercitar nuestros poderes, en el aprender, en el luchar el mal. . . La alegría está en todas partes.”
Rabindranath Tagore
Miro por el espejo retrovisor para ver si Mon nos sigue y veo tras el un gran bote de Redbull, aflojo y un mini con forma fálica en su techo nos adelante con dos preciosidades dentro, señores de Redbull quitar el puñetero toro y poner en grande Pibones inside, gracias señor por regalarnos estos amaneceres.
Unos minutos antes nos habíamos reunido frente a mi casa para ir juntos hasta la fuente del cura en Miraflores, lugar desde el que iniciamos la ruta. El día es fantástico, reúne las condiciones ideales para montar, subimos tranquilamente charlando, un hombre mayor con sombrerito nos adelante en su todoterreno a toda leche levantando una nube de polvo, es triste que la gente que tiene una casa en esta zona y tiene que acceder por esta pista no respete a quien tan solo queremos disfrutar de la naturaleza por unas horas.
La subida de la Morcuera es cómoda más si vamos hablando de nuestras cosas, pasamos el primer desvío hacia la hoya y al llegar al segundo valoramos que hacer, yo tengo dibujada una bajada que nunca he hecho, y creo que puede ser divertida coincidiendo unos metros tan solo con la pista por la que tendríamos que subir al puerto, Mon prefiere no subir al puerto y disfrutar más de los senderos de la Hoya, por lo que tomamos el desvío. La pista es una pasada, para mi una de las más bonitas por las que he rodado por la sierra y si le sumas que muere en un sendero espectacular el disfrute esta asegurado.
Mon y Pantani no conocían este sendero trialero y lo disfrutan con una sonrisa de oreja a oreja maniobrando en cada giro y sorteando los pocos escaloncitos que nos ofrece la bajada. Esta maravillosa senda nos deja en la pista de la hoya de San Blas, nos toca de nuevo subir y nos lo tomamos con buen humor. Un grupo numeroso de senderistas han montado un fiestorro en el techado del retén, cosa que no le gusta a Pantani jejeje. La verdad es que la subida de la hoya no es nada dura, pero vamos de tranquí, en la fuente que esta casi en lo más alto tomamos el relevo a un grupo de bikers que salen según llegamos nosotros. En la fuente charlamos con un senderista muy simpático, nos cuenta que el baja de un sendero muy bonito que esta paralelo a la pista, le digo “… pues ese sendero tengo muchas ganas de hacerlo, ya me gustaría a mi conocerlo” y el me dice “… pues a mi me gustaría conocer ese sendero por lo el que vosotros vais a bajar” jajaja. El me indica como coger el sendero bien desde el inicio y nosotros nos comprometemos a marcarle la entrada del que conocemos nosotros para que pueda bajar sin problemas.
Volvemos al duro trabajo de dar pedales y al llegar al último giro antes de la bajada lío a mis compañeros para subir por una senda de exploración, la senda es pendiente, pero se puede subir montado, la verdad es que es muy disfrutona, unos hitos nos guían hacia una zona de pinos que en su centro tiene una explanada de césped preciosa, Pantani dice que parece una pista de aterrizaje de extraterrestres y yo veo más un lugar idóneo para aquelarres y locas fiestas nocturnas al estilo medieval, tipo Asterix y Obelix. En esta zona no encontramos salida pero si una senda que se pone muy malita en subida. Mon nos propone venir otro día con bocata en plan “caza senderos” y lo apuntamos. Al bajar nos encontramos con dos bikers que andan como nosotros buscando variantes.
Tras la investigación le regalamos a Pantani la senda que el no conocía y la bajamos a tope encadenando una multitud de zetas impresionantes de todo los tipos y colores, vamos que te sacas el master en giros de bicicleta.
Una vez que alcanzamos la pista le hacemos caso al tarao de Pantani y la cagamos con un sendero sin salida que prometia mucho al lado del rio, menos mal que estamos
pegados a la pista y no tenemos que pegarnos un subidón. Seguimos la pista, tomamos una zona trialera en subida, vemos bajar a un grupo con monturas de ensueño pero que se bajan a la más minima dificultad en la bajada, uno de ellos intenta bajar una losa y sale por delante, le decimos que sin velocidad la horquilla no traga, y el nos contesta con un “… la teoría nos la conocemos todos” pues nada ya solo te queda ponerla en practica.
Tras la trialera ya solo queda rodar hasta la carretera que sube a Miraflores ya que se me amotinan y no quieren dar un rodeo por el GR-10.
Repostamos en una tienda y terminamos la ruta en la fuente del cura en una de sus mesas de piedra, Mon se despide, no tiene más bono bici. Pantani y yo comemos unos bocatas y una pamera pera terminar tumbados al sol sobre el césped, queremos ir a la pedriza a terminar rodando por senderos, pero la pereza nos puede y estamos una hora vageando, vemos como unos descender se marcan dos bajaditas desde el puerto con una furgoneta que les sube, ellos se pierden lo mejor el esfuerzo que se paga por bajar,disfrutar de la recompesa al sufrimiento, vale es mentira pero no tenemos tantos medios. Hacemos un esfuerzo, cargamos las bicis y ponemos rumbo a la pedriza, pero ya es otra historia que contaré mañana.
Q mamonazos, q zona más guapa, la tengo q descubrir en condiciones. Ya me podíais haber pegado un toque y hasta me hubiera pegado el madrugón ese sábado q no tenía nada q hacer.
Son pocos kilómetros, a ver si os ponéis en forma un poco, canallas, y la repetimos pero con unos cuantos kms. de más!!
Me gustaMe gusta