«La nube ignora por qué se desplaza en una determinada dirección, y a una velocidad específica. Siente un impulso…ese es el rumbo del momento. Pero el cielo conoce las razones y las configuraciones que hay detrás de todas las nubes, y tu también las conocerás cuando te eleves a la altura indispensable para ver más allá de los horizontes.»
Richard Bach
Y así fue, como un presagio o recompensa por ascender hasta el pico, desafiando al frío, el cansancio y el suelo helado de cómo, según le comíamos metros a la montaña, las nubes se abrían para que nuestros ojos , tomaran bocanadas de sol y pudiesen disfrutar del horizonte, del privilegio del que quiere tocar el cielo para tener la tierra a sus pies. Por unos momentos nos sentimos libres, grandes con todo Madrid a nuestros pies reposando las espaldas en tierras segovianas. Habíamos coronando el Peña del águila 2.000 metros de altitud y una satisfacción que no tiene precio.
La mañana en cercedilla amanecía fría, la escarcha había teñido de blanco el habitual tono verdoso de nuestras veredas, ya es navidad en cercedilla, jojojojojo. Como regalo navideño anticipado, me he vuelto a Re-encontrar (Broma de forero auténtico, solo para unos pocos) con mi compi de sufrimientos y furgón de cola de otros tiempos Tortugo, con el que he compartido gran parte de la ruta y es que teníamos cotilleos pendientes. También con los habituales Entre veredas, como Toni, o Garbú, un tanto apagadillo por el frió, pero que aguanto como el que más. Siento no nombrar al resto pero soy malísimo para los nombres.
La ruta la empezamos con una de esas sorpresas que toni nos tiene guardadas, esta se llamaba 30% y no es la tasa que cobra el ayuntamiento por rodar sino el desnivel de la rampa que nos ha regalado, para entrar en calor, vamos que no nos dio ni un beso y nos la metió enterita.
Tras el calentón, nos recompensa con una bajadita trialera divertida pero que baje un tanto torpe, lo siento tortu por pararte. Una vez que enfilamos el camino puricelli, enfilamos por veredas maravillosas, primero la cascada pequeña de ensueño, y después unas vereditas estrechas con buena caída hacia la derecha para terminar en la carretera de la república pero a 1.600 metros, y es que toni es el coperfil de cercedilla, pero ojito que nos costo lo nuestro llegar hasta allí sin tocar asfalto.
Como estamos en la zona de subida facilota llegamos sin problemas a enlazar con la vereda que nos dejara en la pradera de navarrulaque también sin pasar por los pestosos miradores y tras enlazar otra vez con la pista hasta el puerto de la fu enfría por un piso bastante helado, y unos lagrimones de hielo en las rocas de escándalo.
Llegamos a marichivas y emprendemos la subida a la peña del águila, subidón tremendo semitrialeril con nieve y hielo, a lo que sumamos la pendiente y lo muertas que teníamos las piernas nos sale un cóctel de pateo empuja bike de mas de la mitad de la subida, que hacemos entre bromas con pequeños grupos de féminas senderistas.
Coronamos la peña y nos refugiamos tras el muro en la vertiente madrileña y es que como no pagamos el plus de nieve se esta mas calentito, unos hacemos un pis en Madrid y otros en Segovia, para emprender la bajada que hacemos sin dificultad ni incidentes, rodamos un pelín de llaneo y llegamos a una trialera fantástica que disfrutamos a tope, bajando como nunca, gracias al terreno que había fijado las piedras.
Llegamos a cercedilla, mas tarde de lo esperado pero con una gran sonrisa y ya mas calentitos de cuerpo y alma, gracias toni por la ruta.
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