Comenzar con un fin en mente hace posible que nuestra vida tenga razón de ser, pues la creación de una visión de lo que queremos lograr permite que nuestras acciones estén dirigidas a lo que verdaderamente es significativo en nuestras vidas. «Los siete hábitos de las personas altamente efectivas»
Stephen Covey «Los siete hábitos de las personas altamente efectivas» (1989)
Llevo ya unos meses entrenando la nueva temporada, unos cuantos borradores con crónicas que nunca termino y una falta de tiempo total para publicar. No soy muy de propósitos de año nuevo, pero ¿ porque no retomar la buena costumbre de escribir todas las semanas ?.
Lunes 30 de diciembre. El plan de entrenamiento indica jornada de activación, trotar y algunas series jugando con el ritmo de carrera. Yo siempre he sido muy de descansar los días previos a las carreras y me ha ido siempre mal. Einstein en una entrevista dijo que Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Por lo que opto por hacer el entreno lo mejor posible olvidándome que al día siguiente es la carrera, total lo pero que me puede pasar ¿ ir andando hasta la meta, no llegar a las uvas ?. La mañana es fría, me siento genial y voy moderando mi ritmo, mi cabeza es un mar de dudas de temores y miedos sobre lo que hago. Completo el entrenamiento lo mejor que puedo con todas las series bien menos la última casi bien, regreso a casa corriendo y con 7,68 km en 51 minutos. Leeeento pero feliz, hace un año era duro pensar en correr a 6:34 el km pero, hace dos años pensar solo en correr era un chiste.
Martes 31 de diciembre. Bueno, llega el gran día, la San Silvestre Vallecana, una prueba que llevo soñando correr más de 10 años, viendo con envidia en televisión como miles de personas se lanzan a disfrutarla cada año sin los remilgos o miedos que albergó en mi interior. Las excusas de siempre, estoy muy gordo, me duelen las rodillas, 10 km es mucho para mi, pero hoy van a ser por fin demolidas. Quedo con Carmen para ir juntos en metro y en Santiago Bernabéu nos juntamos con Jorge, Javi, Lola y Oscar. El ambiente de fiesta es increíble, la organización sorprendente y todo fluye, la gestión de la ropa, los servicios, la hidratación, la entrada en cajones perfectamente indicado y el flujo de gente canalizado para que todo sea dinámico.
Me siento cansado pero a la vez fuerte, tomamos la salida y en menos de un km siento unas ganas de mear increíbles, veo que hay gente que va aliviando peso en calles vacías aledañas pero decido aguantar, perdemos al grupo, parece que Carmen también tenia como yo llamada de la naturaleza, Jorge me indica una valla discreta donde poder hacer el pipí, pero no creo que la embajada americana sea el lugar adecuado, que cachondo cómo abusa de mí desconocimiento absoluto de la capital.
El atardecer atenuado por las luces navideñas da paso a la noche, a los aplausos, a un Madrid cálido y espectacular de luz, sonido, risas, aplausos que ahogan las pisadas y el cansancio que se va notando, dejamos atrás Atocha, un pasillo de luz con humo y una calle que dibuja su cuesta hacia arriba. Jorge va muerto, yo voy recuperándome de mis necesidades fisiológicas y puedo subir el ritmo, pero me quedo con el, quiero cruzar esta primera meta a su lado, ya que tiene algo de culpa que yo esté haciendo esta carrera. Terminamos en una hora con seis minutos, el objetivo era terminar y despedir el año corriendo, objetivo cumplido y a por las uvas.
Miércoles 1 de Enero. Si el año se termina corriendo, lo empezamos sobre ruedas. Quedo con Jose para disfrutar de una agradable mañana quema toxinas y calorías rodando con las bicis de MTB por el campo de maniobras de la venta la rubia casi 21 km en una hora 14 minutos de charla, toca la comida de Navidad, ya falta menos par ir superando tentaciones calóricas.
Jueves 2 de Enero. Me cuesta la vida madrugar, volver al trabajo y retomar la rutina. En el entreno diario toca Fuerza y rodillo, me da solo para la fuerza 45 minutos con Gomas para ver cómo se comporta el trapecio que lleva semanas dando por saco. Al fina bien, pero como se nota no hacer fuerza en dos semanas, nota mental esto no puede volver a pasar y no es un propósito es una amenaza de dejarme sin chocolate si pasa.
Viernes 3 de Enero. Ya en el trabajo me encuentro sin fuerzas y con malestar de estómago, como tengo media jornada me refugio en el sofá bajo la manta. Suena la alarma para ir al entreno de running, pero mi cuerpo no reacciona, estoy helado, en la calle una niebla helada difumina las calles, primer entreno perdido del año y coincide que lo dirige Víctor, va a pensar que no quiero entrenar con él ya que es el segundo que pierdo suyo de la temporada.
Sábado 4 de enero. Me levanto algo mejor, sigo teniendo el reino helado de Frozen en mi interior pero decido ir al entreno de natación, el agua está caliente por lo menos y si no puedo me voy a la zona termal. Luis nos dirige un entreno divertido de técnica de natación en el que poco a poco me voy diluyendo, el dolor de hombro y el agotamiento de los músculos parece que me gritan entrenamiento de fueeeeeerza, si no lo haces no hay propulsión, pero bueno los deberes están hechos y el entreno salvado.
Domingo 5 de enero. Suena el despertador y me cuesta salir de la cama como hora y media, un agujero negro, un punto en algún de mi habitación me ha tenido aferrado el nórdico, abstraído en un estado de semi inconsciencia de la que ha costado salir. Al final me auto convenzo que levantarme ya es hora denmontar en bici, quien me iba a decir a mi que preferiría correr o nadar antes que montar en bici. Espero que con mi regalo de reyes en forma de pedales con potenciometro la cosa cambie y pueda volver a las grandes rutas con sus crónicas anexas que es lo que deseo, si en el fondo lo añoro, pero madrugar a mi edad duele.
Cuando por fin consigo salir a la altura de tres aguas me doy cuenta que he salido a pelo, sin documentación, ni dinero, nada de nada. Cómo imagináis es la excusa perfecta para dar la vuelta, pero la maquillo con un bueno ya que estás algo corto cerca de casa y termino haciendo un recurrido absurdo para terminar pinchando en el ensanche sur.
Como es un pinchazo lento le meto aire, estoy a unos escasos tres kilómetros de casa, parece que el karma esta vez me a iluminado, me toca inflar dos veces pero llego montado hasta casa con una hora diez minutos y unos tristes 26 km, bueno todo suma al final menos es más.
Ha sido una semana rara, precedida de semanas también en las que no he podido entrenar por el dolor de hombro y donde mi rutina diaria se vio alterada. Philip Roth dijo en su libro La mancha humana, Ellos viven en ciudades. Viven en el ajetreo de la rutina laboral, la locura de trasladarse al trabajo. La locura en el trabajo. La locura de volver del trabajo. El tráfico. La congestión. Están atrapados en eso. Yo me he librado. «. Pero desgraciadamente yo sigo un año más esclavo de mis rutinas, Feliz año.