El dolor es una especie de reto que tu mente te pone; ¿Aprenderás a concentrarte y vencer el hastío, o sucumbirás como un niño a la necesidad de placer y distracción inmediatos?
«Maestría» (2012), Robert Greene
Cuando te apuntas a la san silvestre vallecana, te dicen ahora a buscar cajón. Y cuando ya me veía yo yo buscando cajones por AliExpress, no entendía para que había que llevar un cajón, me explican que es el tiempo estimado en finalizar la prueba, y para ello hay carreras clave que te dan este tiempo, el rey de las populares una de ellas. Básicamente yo estoy en esto para divertirme y estar entrenado para la crisis de los 50 si llega, si a mi con llegar a cenar el 31 me vale. Pero bueno, hay que ir pillando ritmo de carrera y sufrimiento y de esto ya contaré más adelante.
Los domingos son para descansar, salvo que que tengas una tara mental y te dé por hacer deporte, cuando no es para entrenar es para una carrera, dicen que la gente normal se levanta a las 10 y algunos apuran hasta las 11, con lo bonito que tiene que ser la petanca como hobby. Voy apurado de tiempo y más dormido que dé costumbre, esta carrera empieza a las 10:30 en la avenida de la ilusión, no me digáis que hasta el nombre es bonito para animar a cumplir un objetivo, bajar de los 60 minutos. Pero primero el dorsal y para eso tengo que ir primero a la meta a por el, por suerte me encuentro a Gema y a Lola en la fila, que coincide con mi numero y me cuelan, pido perdón a las 10 personas que había antes, también me hacen el favor de llevarme a la salida que está en la otra punta de Alcobendas. Otra de las grandes sorpresas del día es que Jorge acude a la salida para darme soporte y llevar mi mochila a la meta, lo que me evita pasar frío hasta que den la salida.
Justo unos minutos antes de dar la salida comienza a llover ligeramente, me pongo el chubasquero y cruzo el arco de salida con los acordes de Karmina Burana, me gusta cuando intentan dar un toque épico al asunto, la verdad resulta motivacional. El primer kilómetro es a fuego, parece que el último paga la carrera y lo hago a un ritmo de 5 km medio. Pero comienzan a dolerme terriblemente los gemelos, ya me aviso David el entrenador que si se hace mal pasa esto cuando entrenas forzando con aletas en natación , y el sábado fue un entreno durillo de tuba y aletas. Bajo el ritmo, las esperanzas de un sub 60 y me quedo corriendo al final de la carrera, con los aspirantes a runner a soñadores de metas lejanas. En el kilómetro 3 los gemelos parecen que me dan un respiro, y la carrera también, que para ser todo cuesta bajo a mi se me está haciendo cuesta arriba. En el km 5 veo algo de luz, hago 30 minutos y mi Garmin me dice que solo estoy a 1:10 de mi objetivo por arriba. Y como todos los que tenemos una tara mental acelero hasta el grupito de féminas habladoras, esperanzado de poder lograr aún mi objetivo.
Me doy cuenta que tengo que entrenar más y más duro o a pesar de que no me guste usar auriculares en las carreras. ¿Y esto porqué?, no se si habéis corrido alguna vez dos kilómetros con una habladora compulsiva, madre mía que chapa, y yo sin ritmo para dejarlas atrás y no podía aflojar por perder el objetivo, así que de mi paz al final de carrera me veo en grupitos parlanchines de camisetas rosas, si soy sincero me divertí por momentos. Como anécdota decir que antes de acelerar un poco más una de ellas muy callada todo el rato le dice a su amiga, Mari si quieres deja de hablar si estás muy cansada, a lo que le responde su otra amiga, de eso nada, se corre para hablar, si hay que bajar el ritmo se baja. Y bajaron ya que el murmullo se diluyó entre pisadas.
En la zona llana, donde el bucle me encuentro con Lola, me saca unos tres minutos, sin duda el aliciente que me faltaba para haber realizado una buena carrera y esforzarme mucho más. Noto que la luz de reserva de mis fuerzas se va encendiendo, pero no aflojo, toca sufrir, hago mis cálculos y puede que llegue en tiempo, los últimos kilómetros cuando vas muerto se multiplican. En la recta final a falta de unos 300 metros una corredora le dice a su pareja, me muero, ¿falta mucho? A lo que él responde, no, tienes que ir hacia la luz roja que ya se ve. La verdad es que si alguien empieza la frase con me muero, indicar que vaya hacia la luz sea lo más indicado. Para mi la luz roja con un 59 al borde de rebosar hacia la hora me motivó, último esfuerzo, vistazo al Garmin y veo el 59, no atino a pararlo y cuando lo consigo marca la hora y tres segundos, tengo que esperar al tiempo oficial que es el que cuenta para la san silvestre.
Me reúno con Jorge que hace cola para el trozo de pizza deliciosa que caliente entra solo. No estoy feliz con la carrera, demasiados errores y mal tiempo para todo lo entrenado, me falta aprender a sufrir más y pensar menos, me falta fluir en la carrera y vivir la vida real sin imaginarme miedos infundados. Edmund Burke ya dijo que el miedo es el más ignorante, el más injurioso y el más cruel de los consejos. En ocasiones somos nosotros mismos los mayores obstáculos por nuestros temores los que nos lastramos a la hora de lograr nuestros objetivos.
Track de la carrera.