“La perseverancia es un gran elemento del éxito, si tocas el tiempo suficiente con la fuerza necesaria la puerta, estarás seguro de despertar a alguien”.
Henry Longfellow Wadsworth
Amanece un día fantástico en Luz St Sauveur, la mañana es fría como a mi me gusta en el que es preciso buscar en las primeras horas del día el abrigo de un forro polar. Tengo que ser de los pocos españoles que prefieren y les gusta el clima frío a nuestro “agradable” para muchos clima horroroso mediterráneo. He elegido el camping que este mejor ubicado para las rutas en bici de carretera justo en el cruce de los grandes puertos y en apenas medio kilómetro ya me encuentro en la subida de Luz Ardiden y las primeras indicaciones con porcentaje y distancia a cima me indican que estoy ascendiendo un puerto Tour.
Esta carretera apenas tiene tráfico y las vistas de Luz St Sauveur según vas ganando altura son increíbles comprendiendo el lugar tan maravilloso donde esta enclavado este pueblo pirenaico. La ascensión a diferencia del Tourmalet no tiene el regalo de un paisaje espectacular una vez pasas el pueblo de Sazos, la vegetación es muy espesa y te centras mas en el sufrimiento al que estas sometiendo a tus piernas. A medida que el sol va ganando altura el calor es hace notar y rompo a sudar, me pasan dos franceses una pareja que me saludan dándome ánimos. La pendiente entre los pueblos de Sazos y Grust es terrible entre un 8% y un 9% de forma constante, sin una tregua en la que poder ganar un poco de cadencia y dejar respirar a tus piernas pero lo peor viene una vez que pasas Grust la carretera comienza a retorcerse en la montaña y la media de los 7 kilómetros restantes de ascensión no bajara del 9% con puntos en los giros del 12%.
El puerto se me esta atragantando terriblemente, quiero parar, bajarme de la bici, descansar y meditar si esto son las vacaciones que quiero, pero no hace falta parar ni bajarse de la bici para contestarme a mi mismo un sí rotundo, mayúsculo mientras goterones de sudor recorren los cristales de mis gafas. Para evadirme de la agonía de la subida veo como una senda marcada como un GR cruza la carretera en multitud de ocasiones, y deseo que al llegar al puerto la Choni se transformara en mi doble y disfrutar una bajada que por los tramos que podía ver tiene que ser grandiosa.
Superar la zona de rampas graciosas tiene un premio increíble, la montaña se abre, corre un telón maravilloso al girar una curva para mostrarte su sexo, sus cumbres, sus valles, todos los placeres que la tierra puede modelar para saciar la lujuria de los que amamos la montaña. La carretera te da un respiro y se pone a 7% lo que para mi supone casi un llano con el que poder dar un pequeño descanso a mis piernas con algo de cadencia.
Pero al igual una perversa amante la montaña se muestra desnuda ante ti, con todas sus curvas mostrándote por donde has de acariciarla para lograr besarla y cuando lo ves es simplemente maravilloso. Yo que antes veía una subida y prefería rodearla que afrontarla me veo subida en una bici de carretera de 12 kilos, arrastrando mis buenos 15 kilos de sobre peso con una sonrisa de oreja a oreja y buscando el “me gusta” para pulsarlo. Hace apenas un año en Noruega me pensé seriamente dejar la bici y dedicarme solo al senderismo pero ha sido imposible, este deporte es altamente adictivo y cada vez busco más tiempo de donde sea para estar montado sobre una de ellas.
Cuando apenas me falta dos kilómetros para coronar veo que alcanzan dos ciclistas hablando en castellano y al estar a mi altura uno de ellos me grita, “anda tu eres de mi equipo” y al ver su bici me dí cuenta, montaba otra Choni.
Le digo que si al comprar las bicis le decimos que son para ir a subir puertos Tour nos toman por locos, jajaja pero no señor, el ayer como yo corono el Tourmalet y hoy mano a mano, los dos con nuestras bicis básicas del decatlón estamos apunto de coronar otro de estos colosos superando sus 1030 metros de desnivel acumulado El Luz-Ardiden.
Sin dejar de hacernos sufrir hasta el final vamos llegando hasta la explanada final en donde toca inmortalizar la llegada y poder disfrutar desde la altura de una de esas carreteras que solo disfrutas en sueños y que cada vez la ves en fotos piensas quiero subir. Pero esta vez no, esta vez tremendamente feliz disfrutas de lo que has subido, de lo que has sufrido y de los momentos maravilloso que este deporte te regala a pesar de ser el mas lento y llegar siempre el último arrastrándote hasta la cima.
Decido bajar tranquilo, disfrutando de cada curva de cada giro y de la fantástica mañana que Francia me ha regalado. La escritora india Shakti Gawain lo expreso mucho mejor Todos los sentimientos son parte de la maravillosa y siempre cambiante sensación de estar vivo. Si amamos a todos los diferentes sentimientos, se convierten en otros tantos colores del arco iris de la vida.
34 curvas de herradura tiene este puerto, y creo que es de los que te marcan de verdad. Para mi más duro que el Tourmalet, pero de una belleza increible.
Por cierto no subestimes a la Choni, yo tengo un amigo asturiano que vive en pola de Lena y que se sube unas 10 veces al año el Angliru con ella… Para competición no valdrá, pero para subir puertos por supuesto que sí….
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