“Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido.”
Clive Staples Lewis
Esta semana mi capacidad de aguantar a tontos ha superado el límite y necesitaba escapar a espacios abiertos, respirar aire puro. Cuando trabajas 8 horas diarias en un zulo, con un ambiente cargado por el aroma de la gasolina , los gases de combustión procedentes de motosierras, generadores y cortacésped amen del ruido que producen no ya solo cuando los arrancan sino cuando los procesan, uno se ve recompensado cuando el silencio le sorprende a dos luces entre las sombras de un sendero, cuando el agua anuncia su presencia de forma gradual, como pidiendo perdón por su bravura juvenil en la montaña, cuando los pájaros ponen la banda sonora al bosque o el aire seca tu frente a modo de caricia maternal. Se trabaja para vivir pero se vive en la libertad de poder elegir, lastima que solo podamos tener ese poder de elección dos días a la semana.
Por fin me ha llegado mi coche nuevo, un precioso Dacia Sandero Blanco, es curioso, pero me hace mucha más ilusión este coche que el anterior Megan. Para la mayoría puede parecer un paso atrás, pero ahora me siento mucho más feliz y contento. Como la bola del portabicicletas no la tendré instalada hasta la próxima semana me toca andar y el lugar cercedilla que nunca defrauda y tenia pendiente enseñarle a Teresa la peñota.
En esta ocasión Mon aparco su MTB y se cargo su cámara réflex para dar un paseo por las montañas. También aproveche el día para estrenar una botas nuevas y ese fue mi gran error. La salida de cercedilla hacia la peñota es un continuo subir con rampas de todo tipo que comienzan a rozar mis talones, bota nueva sufrimiento.
Nos cuesta encontrar la senda escondida que nos regalara una cascada preciosa en una de las vueltas del camino, una pradera verde,magnífica nos invita a tumbarnos a la sombra, hace mucho calor y se agradece el poco aire que nos alivia. La subida a la peñota es dura pero la recompensa es mayor cuando todo ese paisaje pétreo en losas se te presenta como un magnífico balcón a la vertiente segoviana, al valle del Río Moros o a la magnífica mujer muerta. Teresa y Mon quedan encantados de las vistas en su primera visita, una paloma se queda junto a nosotros un buen rato sin levantar el vuelo, soplan aires de libertad que disfrutamos con las sonrisa enarbolada y la mirada perdida en la inmensidad de un pensamiento plano, estoy seguro que estas imágenes pasarán durante la semana por mi cuarto sin ventanas del trabajo.
Al bajar no me molestan tanto las rozaduras pero al comenzar la senda de ascensión al pico del águila veo las estrellas, las rozadoras son ya de campeonato. Si ya de por si subir me cuesta, con dolor es algo parecido a una promesa, tan solo el paisaje y la compañía me animan a coronar una cima en la que nos tumbamos para disfrutar de un cielo azul y una primavera en su máxima expresión. Estando tumbados sin decir nada, disfrutando del silencio de la cumbre, tan solo roto por el breve rumor del viento, Teresa exclama “… he perdido mi flor” Cuando apunto estoy de contestar que yo ya me lo imaginaba me especifica que era una que había encontrado en la peñota, no si será cierto al final que tengo una mente enferma o una mirada sucia.
A cuenta gotas un grupo de senderistas rondando los cincuenta se congregan en la cima, de los cuchicheos se pasa a alboroto, móviles sonando y lo peor de todo, lo que nos obligo a salir corriendo es tener que escuchar a todo este orfeón papel en mano intentar cantar a coro Clavelitos, Jesús que cruz, uno intentando evadirse en la montaña y ni siquiera a 2.000 metros uno lo consigue.
Al comenzar a bajar yo noto que no puedo continuar ya que cada paso es un suplicio, Mon siente las rodillas tocadas y Teresa no tiene un buen día por lo que decidimos abortar y volver a tumbarnos bajo un pino en una preciosa pradera al pie del collado marichivas.
La bajada fue larga pero llevadera, esta ha sido una salida de perreo y sufrimiento, tengo que ponerme las pilas e intentar disfrutar más, esta vida laboral que llevo me esta apagando el alma, Mark Twain dijo una vez El trabajo es todo lo que se está obligado a hacer; el juego es lo que se hace sin estar obligado a ello. Solo cuento los días que faltan para volver a iniciar la partida del único juego que quiero jugar una vida en la que poder desplegar las velas y dejarme llevar por el viento.
Track de la ruta ( en breve)
Uff, hacer un excursion asi con botas nuevas, NO es recomendable!
Me gusta mucho como esta escrito el articulo.
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