“¿Hemos vencido a un enemigo? A ninguno, excepto a nosotros mismos. ¿Hemos ganado un reino? No, y no obstante sí. Hemos logrado una satisfacción completa, hemos materializado. Luchar y comprender, nunca el uno sin el otro, esta es la ley.”
Mallory

Hoy no teníamos un destino fijo cuando somnolientos aún por el cruel robo de una hora de sueño, JJ me ha venido a buscar a casa. Barajamos diferentes rutas pero al final dado que el tiempo podía variar y yo me tenía que volver pronto optamos por ir a jugar al patio de casa, pero esta vez nuestro reto, sin saberlo aún seria épico para dos globerillos senderistas como nosotros.

A las 10:00 ya estamos listos y dispuestos para emprender la marcha desde el aparcamiento superior de la barranca. Descendemos al segundo aparcamiento y encontramos el inicio de nuestra ruta en un sendero que siempre me ha tentado de recorrer, pero que con la bici era bastante complicado. El sendero simplemente es magnífico, una alfombra verde cubre el suelo menos unos escasos 50 cm. que marcan la ascensión marcada por hitos, la pendiente poco a poco comienza a ser considerable y cuesta andar, vamos a un buen ritmo y de cháchara cuando nos hacemos unas risas con un pino solitario, sin más árbol que el en 1 Km. a la redonda, pasamos por varios mini refugios para resguardarte del viento que azota por esta zona si quieres tomarte un descanso o te sorprende una tormenta. El paisaje que tenemos a nuestra espalda es algo increíble que obliga a parar y disfrutar unos instantes de el, mientras JJ me regaña por pararme a descansar, le digo que disfrute del paisaje y de la agradable melodía de la primavera, a lo que me responde “… te refieres a los putos pájaros…” no tiene nada de sensibilidad. Tenemos alguna discrepancia entre el track y el sendero que sube a la mole rocosa que tenemos delante, pero siempre terminamos por coincidir. Llegamos una roca con forma de asiento, que es comodísima, dan ganas de estar un buen rato y vemos otro refugio “casero” mas amplio que el anterior.

La subida ya es simplemente durísima, la pendiente pica en las piernas y nos tomamos unos respiros cada pocos pasos, a lo lejos vemos como un grupo de senderistas no comen terreno a pasos agigantados, subimos como podemos y en pocos minutos el grupo de senderistas nos han alcanzado, son una panda de abuelotes con un ritmo infernal que nos han pasado literalmente por encima y además con una sonrisa de oreja a oreja, seguro que desde abajo éramos su objetivo, pero tanto esfuerzo solo les sirvió para romper su grupo y tener que pararse a reagrupar mientras JJ y yo trepamos entre rocas intentado seguir a dos senderistas con otro ritmo endiablado, mi compañero me hace ver que no tenemos nada que hacer, que somos globeros de la montaña el con vaqueros y yo con chándal.

Estamos muy cerca de la cumbre, pero yo estoy muerto, no puedo con mis piernas que me duelen de una forma endiablada, otro senderista nos da ánimos y nos dice que queda poco, que estamos subiendo por la zona mas dura, la zona Sur que nos compremos unos bastones que eso hará que subamos mejor, tomamos nota y 10 minutos después coronamos la cumbre de la maliciosa.

El paisaje y el lograr tu objetivo, hacen que te recuperes de inmediato, pero vemos que el tiempo va a cambiar de inmediato y podemos disfrutar poco de la cumbre, empieza a hacer frío y las nubes no nos permiten disfrutar de la vertiente de la pedriza, menos mal que si podemos ver la bola y hacer unas fotos.

Comenzamos nuestro retorno buscando la senda que baja por el Collado del piornal y la Garganta del infierno, esta senda también es preciosa, muy inclinada en su comienzo con mucha piedra suelta, nos empiezan a caer gotas, mas bien copos duros de nieve, por lo que aceleremos el paso.

Durante toda la bajada por esta senda estamos acompañados por un arroyo llamado vertiente del Reajo del pez, el cual trae algo de agua y forma unos saltos y mini cascadas preciosas en su continuo fluir entre las rocas.

La lluvia ya es más copiosa, nos cruzamos con senderistas que suben hacia la cumbre y varios que bajan de ella, uno de ellos en pantalón corto con la que esta cayendo y el frío que hace.

El sendero nos interna en un pinar que hace más agradable la bajada, protegidos del viento y de la lluvia hasta llegar a la fuente de la campanilla.

De la fuente a la pista hay un paso y buscamos sendas para evitar la siempre tediosa y aburrida pista. Llega el final de nuestra aventura, estamos contentos por nuestra ascensión, por la dureza que nos hemos encontrado en el camino y que hemos solventado, JJ ríe y me dice que cualquier día de estos nos vamos a subir el Everest, pero le digo que no que antes nos queda por subir algo más alto Cabeza de Hierro, pero seguro que eso será ya otra historia.

Track de la ruta.